Fundidos en la fe que sienten, los vecinos del barrio Ceramista II, ubicado en Pocito, saben que a pesar de que la pandemia les haya impedido avanzar, pronto podrán llegar al objetivo. Se trata de un grupo de vecinos que sueña con que la Virgen de Lourdes, que hoy tiene una pequeña gruta en el barrio, pueda tener una capilla techada, es decir un lugar apto para que todos los fieles del lugar puedan reunirse a rezar.
Ese conglomerado ubicado en avenida Joaquín Uñac, a unos 300 metros de Calle 5, tiene en el centro de la plazoleta la gruta con la Virgen desde hace 22 años, cuando se inauguró el barrio. Desde hace dos décadas que ese grupo se reunía todos los viernes a rezarle a la Virgen pero siempre a la intemperie. "En verano tratábamos de hacerlo de noche y en invierno por ahí decidíamos reunirnos en una casa para no pasar tanto frío", comentó Yeni, otra vecina del lugar.
Incluso los chicos del barrio tomaban clases de catequesis debajo de un árbol y así lograron hacer la Primera Comunión a comienzos de este año. Fue allí que decidieron ir por más: conseguir una capilla para dejar de sufrir con las inclemencias del tiempo. Se reunieron con autoridades del municipio para conocer si podrían planificar la construcción de una capilla en ese sector y con la habilitación por parte de las autoridades comenzaron a idear esa misión. Hermelinda "Charito" Guardia, una de las mujeres al frente del grupo consiguió una estructura metálica de 9 metros de ancho por 12 de largo gracias al aporte de Ricardo Torres, quien cedió esa estructura que funcionaba de invernadero en su finca, para que la capilla fuera tomando forma. De ahí en más con el primer paso y viendo que los recursos escaseaban, comenzaron a juntar mercadería entre ese minúsculo grupo que no supera la veintena de personas, y realizaron canastas comestibles que luego rifaron. "Hicimos tómbolas, vendimos números a 50 pesos y gracias a todo ese aporte de los vecinos pudimos comprar el cemento y los materiales necesarios para instalar esa estructura", comentó "Charito" quien agregó que gracias al ex intendente Fabián Aballay, contaron con la mano de obra por parte del municipio.
Justo en marzo cuando ideaban construir la pared de un metro de alto y el techo, fue cuando comenzó la pandemia y la cuarentena los frenó. Las oraciones dejaron de ser en grupo y pasaron a realizarse de manera virtual en un grupo de Whatsapp pero aún así continuaron reuniendo fondos con aportes propios aunque en ocasiones deben sacar de ese "pozo" para colaborar con los vecinos que lo necesiten. "Hace poco nos enteramos que un vecino del barrio no la estaba pasando bien y sacamos algo de plata para comprar mercadería y ayudar al hombre", comentó Guardia.
Si bien no sacaron todavía un presupuesto para conocer a ciencia cierta cuánto necesitan para que la capilla deje de ser una estructura y sea una realidad, dicen que continuarán haciendo rifas para seguir dándole forma a ese sueño que anhela casi todo un barrio pocitano.