Un nuevo hallazgo desafía lo conocido hasta el momento sobre el origen de los humanos. Un equipo de investigadores descubrió recientemente huellas en la isla de Creta, en Grecia, que desconciertan a la comunidad científica, poniendo a prueba la teoría establecida sobre la evolución temprana de la especie humana.
 

 

Localizadas en Trájilos, al oeste de Creta, las muestras se corresponden con una especie con locomoción vertical. Tienen una forma "inequívocamente humana", especialmente en los dedos de los pies, similar al de un humano en forma, tamaño y posición. También tiene una protuberancia distintiva en la planta que no se observa en los simios.
 

Estas características las diferencian de las huellas de Laetoli (dejadas hace unos 3,7 millones de años), que son semejantes a las humanas excepto por un talón más estrecho y la ausencia de un arco apropiado. También, de las del Ardipithecus ramidus (4,4 millones), que pertenecen a un pie más cercano al ejemplar de los simios.
 

Pero pese a las mayores similitudes en las formas con respecto a otras huellas, Per Ahlberg, investigador de la Universidad de Uppsala (Suecia) y autor principal del estudio, afirmó que "lo que las convierte en polémicas es la edad y la localización".
 

 

Las huellas datan de 5,7 millones de años de antigüedad, punto en la historia en el que se situaba a los antepasados en África. Esto contrasta con las evidencias recogidas que consolidaron la idea de que los homínidos (primeros miembros del linaje humano) se originaron en el continente africano antes de dispersarse a Europa y Asia.
 

Durante el tiempo estimado de estas huellas, período conocido como Mioceno tardío, el desierto del Sáhara no existía y Creta todavía no se había separado del continente griego. Por lo tanto, permite deducir que los primeros homínidos podrían haber vivido entre Europa sudoriental y África, y dejaron sus huellas en una orilla del Mediterráneo que algún día formaría parte de la isla de Creta, explican los expertos.
 

 

"Este hallazgo desafía el relato establecido de la evolución de los primeros humanos, y es posible que genere un gran debate. Queda por ver si la comunidad de investigadores que estudian el origen de los humanos aceptará estas huellas fósiles como evidencia de la presencia de homínidos en Creta durante el Mioceno", señaló Ahlberg.
 

El equipo de Ahlberg retomó una investigación del paleontólogo polaco Gerard Gierlinski, quien fue el que descubrió las huellas por casualidad durante unas vacaciones en 2002, analizándolas años más tarde y determinando que correspondían a un homínido. El trabajo fue publicado en la revista Proceedings of the Geologists’ Association.