Cinco ambientes con paredes de cañas recubiertas con barro, piso de tierra, techo de placas de fibrocemento. Un rancho, literalmente. Allí vivían el dueño de la propiedad, un amigo suyo, también obrero, y en el resto de las habitaciones una madre soltera con sus cinco hijos, incluida la mayor de 14 años con un marcado retraso madurativo y otros problemas desde su nacimiento, como una deficiencia para ver y una pierna más corta. En medio de la pobreza "sin luz ni agua", dijeron ayer, el domingo por la noche sufrieron un golpe de gracia: un incendio acabó con lo poco que tenían. Un televisor, camas, mesas, sillas, la ropa y el calzado de todos, y la moto nueva del amigo del dueño de casa.
Todo pasó alrededor de las 21 en el rancho de la Villa Funes, Pocito (entre las calles 13 y 14) que Juan Antonio Céspedes (55) compartía con su amigo Orlando Terrera (48) y Silvia Noelia Zabaleta (34) con sus hijos, tres nenas de 14, 12 y 1 año 2 meses, y dos varones de 8 y 4 años que mantiene con planes del Gobierno. Los propios damnificados dijeron no saber qué provocó el siniestro, pero los bomberos no descartan que hubiesen tenido una conexión clandestina y un cortocircuito hubiese causado el fuego.
"No tenemos luz, nos alumbramos con velas y los vecinos nos prestan agua potable porque tampoco tenemos. Con decirle que juntamos agua en baldes y tachos para poder bañarnos", dijo la joven madre, agradecida además porque en medio de la confusión de humo y llamas uno de sus hermanos rescató a la beba de una habitación.
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