Muchos años atrás escuché una frase del personaje de una película que me impresionó, y que nunca olvidé. Dijo enfáticamente: ¡"Tengo un lugar en el mundo"!

¿Qué es tener un lugar en el mundo?

Desde el punto de vista material, todos y cada uno de nosotros tiene un lugar en el mundo. Ocupamos un lugar físico, caminamos, nos relacionamos con otras personas. Esto indica que la frase tiene otro objetivo, que no es material, sino que se refiere a quiénes somos y qué hacemos para vivir, no para durar mientras transcurren los años. 

Recordemos a Víktor Frankl, creador de la Logoterapia y prisionero Nº 119.104 de un campo de concentración nazi. Escribió, entre otros libros, "El hombre en busca de sentido". 

Y es inevitable preguntarse: ¿Cómo pudo él, que había perdido todo lo que tenía -incluyendo a su familia-, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que estuvo a punto de morir y que, a pesar de eso, decidió que la vida fuera digna de ser vivida? 

La respuesta es sencilla para quienes, salvando las infinitas distancias con nosotros, creemos lo mismo que Frankl. ¿Por qué? Porque le hemos dado un sentido positivo a nuestra existencia.

Cuando se tiene conciencia de querer tener un lugar en el mundo surgen infinitas posibilidades.

El motivo de estar presentes en el mundo

Esa finalidad es para cada uno de nosotros, la razón de ser de estar presentes en el mundo, y está vinculada a varios conceptos: 

  • a) El sentido de pertenencia. Es el agrado que tiene una persona de sentirse integrada a un grupo, comenzando por la familia.
  • b) El sentido de la identidad personal. Está constituida por el conjunto de características propias de una persona, que le permite reconocerse como un individuo diferente a los demás. La identidad personal es cambiante y moldea la conducta de cada uno, va definiendo aspectos de su vida referidas a la vida social y a su afinidad con determinados grupos sociales.
  • c) La educación que recibimos. Formal y no formal. Positiva y negativa.
  • d) El medio que nos rodea. Es decir, las circunstancias. Según Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Es mi personalidad sumada a lo que me da la comunidad en la que estoy, los amigos que tengo. 

Cuando se tiene conciencia de querer tener un lugar en el mundo surgen infinitas posibilidades. Podemos hacerlas dedicándonos a nosotros mismos, ya sea en las distintas ramas del arte o haciendo deportes o de muchas otras maneras. 

Y otro modo, de vital importancia social, es hacer desinteresadamente el bien a otros, sin descartar el perfeccionamiento personal en otros campos. 

Y al hacer esas acciones, -individualmente o integrados en organizaciones de servicio a las comunidades, que pueden ser internacionales, tales como Cruz Roja, Rotary, Leones, o locales (Fundame, Sahni, Cuvhoni), le estaremos dando un sentido existencial a lo que hacemos. 

Toda acción beneficiosa para el prójimo, grande o pequeña, es valiosa. "Una gota en el océano" para la Madre Teresa. En hebreo, "Tikum Olam", salvar el mundo.

Si nos decidimos y actuamos para tener lo que llamamos un lugar positivo en el mundo, estaremos dejando un valioso legado para nuestras familias, amigos, la comunidad en que vivimos.

 

Por David Schabelman
Arquitecto – Socio Honorario del
Rotary Club San Juan Capital