El doctor Luis Cámera, médico clínico y uno de los especialistas que integran el comité de asesores del gobierno nacional desde el comienzo de la pandemia del COVID-19, advirtió este lunes por la tarde que la Argentina se encuentra “a cuatro semanas de comenzar la segunda ola” de contagios de coronavirus.
En diálogo con la periodista y locutora Marcela Feudale por LA CIELO 103.5, el médico aseguró que en las próximas cuatro semanas estaría iniciando la segunda ola de contagios en el país según las proyecciones internacionales y que estas también indican que podría haber una tasa de mortalidad de 10 mil personas por mes.
Según el especialista, la segunda ola de coronavirus “se va a manifestar en forma muy marcada en mayo y junio”. “Hay proyecciones de que nosotros llegaríamos en julio a 80 mil fallecidos. Está muy cerca, la estamos viendo, lo tengo que decir, porque después los números aparecen y la gente pregunta”, manifestó.
En ese sentido, Cámera expresó su preocupación por la tendencia que se vislumbra a nivel contagios y velocidad de vacunación, e hizo hincapié en “los medios que tenemos para combatir esto”. “El distanciamiento social, el barbijo a rajatabla y si hay un infectado esa persona debe estar con barbijo dentro de la casa y sus convivientes también, para que no se recree el virus adentro del hogar y se frene esa cadena”, destacó.
“Son proyecciones. Todo va a depender de los cuidados de la población y de la velocidad de vacunación. Eso hace que, a mi juicio, debamos hacer algunas cosas en forma particular para minimizar este tránsito hacia la segunda ola”, explicó Cámera a Infobae sobre sus declaraciones.
Sin embargo, en diálogo con este medio el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, sostuvo: “Sí, lógicamente tememos la llegada de una segunda ola. Pero no tengo idea de dónde podrían llegar a sacarse esas estimaciones”.
En junio del año pasado Cámera se manifestó en contra del permiso dispuesto por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que autorizaba a realizar actividad física entre las 20 y las 8 de la mañana. En declaraciones a una radio de Rosario, el profesional había expresado un gran enojo con respecto al comportamiento de los porteños y los insultó: “Son unos millennials estúpidos, sin conciencia social”.
De acuerdo con Cámera, los vecinos que salían a caminar, correr y a andar en bicicleta eran “los mismos que se fueron de vacaciones en marzo cuando arrancó la pandemia, y después pedían histéricamente: ¡rescátenme!, ¡rescátenme!”. Y agregó: “Son tipos que lo único que hacen es mirarse y darse besos al espejo”.
Pero sus críticas no solo se limitaron a los runners, sino que se extendieron a los porteños en general. “Esta histeria porteña nos está volviendo locos a todos. Ustedes son rosarinos. Yo soy correntino y sabemos que los porteños son insoportables. Se pusieron histéricos, parece que si no salían de sus casas se morían, y es al revés. Hay una especie de sensibilidad comunitaria que no logran ver”, afirmó en diálogo con Todos en la 8, por LT 8 Rosario.
“La vacuna como protectora de los casos graves”
“Necesitamos la vacuna como protectora de los casos graves”, señaló el experto aunque destacó que la campaña de vacunación no depende del gobierno nacional, sino de la producción y la entrada al país de las vacunas. “Acá se ha hecho un trabajo muy bueno y ha habido promesas muy buenas pero algunas lamentablemente no se están cumpliendo“, remarcó Cámara.
El Estado argentino firmó contratos para recibir 56 millones de vacunas –habiendo gastado la mitad del presupuesto– para inmunizar a los argentinos contra el COVID-19 y hasta ahora solo llegaron un poco más de 4,5 millones para ser repartidas como establece la Constitución Nacional –en forma equitativa– a las 24 jurisdicciones de todo el país.
Esta crudeza que exhiben los números –en el mientras tanto llegan las dosis prometidas– pone en evidencia las fisuras que hoy tiene el proceso de la vacunación en la Argentina y que obliga a las autoridades sanitarias a enfrentar los dos principales problemas: administrar el tiempo de la escasez de la llegada de las vacunas, una situación que se replica en el mundo también, y, como si no se tratara de procesos complementarios, la necesidad de dinamizar el ritmo enlentecido de las inoculaciones hasta hoy, mientras crece la expectativa inexorable de la segunda ola de contagios.
“Estamos frente a un escenario en esta semana de 7 millones de vacunas, mientras la Comisión Nacional de Inmunizaciones dice que necesitamos 12 a 14 millones de personas vacunadas, que en caso de que nos contagiemos la podemos pasar mal”, concluyó en el programa de radio el especialista.
“En los últimos tres o cuatro días aumentó mucho la velocidad de vacunación. Al principio daba la sensación de que estaba un poquito lenta pero evidentemente cuando hubo volumen de vacunas se distribuyeron a mucha velocidad. El tema es que tenemos que tener stock. Evidentemente no es un problema solamente nuestro sino mundial”, dijo a este medio.
En la misma línea, el prestigioso infectólogo Eduardo López, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, e integrante del comité de expertos que asesora al Gobierno Nacional desde el inicio de la pandemia, manifestó su preocupación porque aún no se alcanzó el número de personas vacunadas prometido por las autoridades sanitarias y advirtió que de no acelerar el proceso habrá una nueva ola de contagios por COVID-19 pero en invierno.