Había salido de Rawson con su mamá al cumpleaños de un pequeño pariente en Alto de Sierra, en Santa Lucía. Y allí las cosas marcharon con normalidad, hasta que en un momento los otros niños lo vieron caer a un gran reservorio de agua de la finca donde habían llegado de visita. Cuando sus propios parientes lo sacaron, ya nada se podía hacer. Según fuentes policiales, el pequeño fallecido, identificado sólo por su apellido, Brizuela, tenía 4 años y padecía autismo, un trastorno neurobiológico que afecta a ciertas personas desde su niñez y durante toda su vida, y cuya manifestación más evidente es su problema de comunicación e interacción con otros.
Todo pasó alrededor de las 19 de ayer en una finca ubicada detrás del barrio Bustelo, unos 200 metros al Oeste del cruce de Ricardo Gutiérrez (prolongación Sáenz Peña) y Amancay, en Alto de Sierra, Santa Lucía.
Costó quitarle el cuerpo a la desconsolada madre para poder llevarlo a la morgue
La versión policial es que a esa hora los niños jugaban y el pequeño lo hacía solo a causa de su problema, cuando lo vieron enfilar y perderse en la parte más honda del reservorio. De inmediato corrieron a avisar a los mayores, que llegaron en el acto y se las ingeniaron para poder sacar al pequeño del agua. Pero cuando lo consiguieron todos los esfuerzos fueron inútiles.
Según el relato policial, los primeros uniformados de la seccional 5ta. que llegaron al lugar, realizaron ejercicios de reanimación pero todo esfuerzo resultó en vano.
Una vez que personal sanitario llegó al lugar y constató el fallecimiento del nene, los uniformados llamaron a sus pares de Criminalística y pidieron a un juez la orden para poder levantar y llevar el pequeño cadáver hasta la Morgue judicial.
Esa última parte del procedimiento fue la más dramática, porque su madre se había aferrado tanto a su hijo que costó sacárselo, indicaron los voceros.