Es una realidad que la violencia de género no conoce de nivel de instrucción ni de posición social. Puede darse en todos los ámbitos de la vida en sociedad con las mismas características y similar comportamiento por parte de las víctimas y de los victimarios. Una prueba de ello es el caso que en estos últimos días adquirió gran repercusión, por haberse puesto de manifiesto en el mundo artístico. La actriz Thelma Fardín denunció por violación al actor Juan Darthés -quien cuenta con otros antecedentes similares en su haber- y desató una gran polémica en un ámbito donde se creía que estos hechos no se planteaban como se ha hecho en esta ocasión.

La acción del colectivo Actrices Argentinas emulando, en cierta manera, al movimiento #Me Too nacido en los Estados Unidos, pero con una consigna diferente: "Mirá cómo nos ponemos” representa un nuevo giro entorno a la violencia de género en nuestro país que puede contribuir a que cada vez haya más mujeres que se animen a denunciar los hechos de abusos, acosos y violaciones que, como se sabe, no son expuestos haciendo que la violencia de género sea una de las manifestaciones más difíciles de detectar.

Este movimiento también puede llegar a convertirse en un llamado de atención para la Justicia y las fuerzas de seguridad, en relación a que el planteo de estos casos no suele prosperar por motivos que están muy enraizados en nuestra sociedad. Las denuncias femeninas no suelen tener la debida recepción en ámbitos policiales y mucho menos cuando la denuncia está dirigida a personajes públicos con considerable poder y fama. La Justicia, por su parte debería atender estos casos con mayor dedicación y aplicar a los acusados declarados culpables penas más rigurosas. El simple alejamiento de las partes con limitaciones en la aproximación no es suficiente para dirimir un conflicto en el que están en juego aspectos psicológicos y emocionales. La denuncia de Fardín contra Darthés después de casi 10 años de ocurrida la presunta violación, es una prueba de ello. La denunciante manifestó que ha tenido que vivir todos estos años con el peso de ese abuso hasta ahora en que se animó a denunciarlo.

Sin duda que con este nuevo planteo en relación a la violencia de género, de un sector muy representativo de nuestro país, se abre un nuevo panorama para aquellas mujeres que por distintas razones no se han animado hasta ahora a denunciar su situación. La influencia que las artistas ejercen en la vida de la ciudadana común puede ser determinante para un cambio de actitud que vendría muy bien a la sociedad para desterrar la subestimación en la que viven muchas mujeres.