De Avellaneda. Chocobar, efectivo de la Policía local de Avellaneda, le disparó al delincuente porque, según declaró, pensó que iba a sacar un arma.

 

Un nuevo peritaje elaborado por expertos de la Policía Federal confirmó que la bala que disparó el policía comunal Luis Chocobar y mató al ladrón que había asaltado y apuñalado a un turista en el barrio porteño de La Boca en diciembre de 2017, primero rebotó en el asfalto, informaron ayer fuentes judiciales.

El peritaje que fue incorporado al expediente podría beneficiar a Chocobar (31 años), ya que indica que el policía no tiró directamente a matar cuando el 8 de diciembre último le disparó al ladrón Juan Pablo Kukoc (18) en el barrio de La Boca.

El martes pasado, la Corte Suprema de Justicia había desestimado, por unanimidad, un recurso de queja presentado por la defensa de Chocobar, por lo que quedó firme su procesamiento sin prisión preventiva y a un paso de ir a juicio oral.

El nuevo peritaje fue elaborado por expertos de la Unidad de Alta Complejidad de la Dirección General de Criminalística de la Policía Federal Argentina (PFA). De acuerdo a la pericia, Kukoc recibió dos impactos, uno de ellos, "horizontal", en el muslo izquierdo, que le fracturó el fémur y lo hizo caer, y el restante, el mortal, en la zona de la baja espalda.

"Respecto al disparo que recibiera la víctima en región posterior del flanco derecho, y considerando el resultado de las pruebas realizadas, se informa que el mismo resulta compatible con el originado por un proyectil que ha sufrido una desviación de trayectoria por rebote", consignó el informe.

Los expertos agregaron que "el proyectil hallado y extraído del cuerpo del señor Kukoc traía al momento de su ingreso al organismo una alteración del movimiento giroscópico y una importante disminución de su energía cinética", que "no produjo orificio de salida" y "pese a haber impactado en estructuras óseas del cuerpo de la víctima, quedó alojado detrás del apéndice".

La clave para establecer que la bala había sufrido un rebote previo a ingresar al cuerpo de Kukoc estuvo en el análisis de las deformaciones y marcas que presentaba el proyectil. "La deformación que presenta el proyectil que fuera extraído quirúrgicamente en vida a Kukoc no resulta compatible con el impacto directo sobre el cuerpo, sino al impacto sobre una superficie ajena a éste, en forma previa, lateralizada y de una dureza considerable", afirmaron los peritos.

La bala calibre 9 milímetros fue analizada en un microscopio de barrido electrónico del Centro Atómico Constituyentes ubicado en el partido bonaerense de San Martín y que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). "Se detectó presencia de silicatos incrustados en diversos sectores del proyectil. Esta presencia sería indicativa de un rebote sobre una superficie que contenga dichos elementos, los cuales son compuestos presentes en los componentes de la banda de rodamiento de las calzadas de circulación vehicular, tal como las del caso que nos ocupa", escribieron los expertos.

El peritaje también concluyó que "la carencia de elementos de los residuos de la deflagración de la pólvora en las prendas peritadas" permitieron determinar que Chocobar no tiró a quemarropa sino a una distancia "superior a 100 centímetros".

El hecho ocurrió el 8 de diciembre último por la mañana, cuando el fotógrafo Frank Wolek (55) caminaba por La Boca y poco antes de llegar a la calle Caminito, fue interceptado por dos asaltantes que le robaron su cámara y uno de ellos lo apuñaló una decena de veces en el pecho y lo dejó herido.

Ambos ladrones salieron corriendo. Kukoc fue interceptado por dos transeúntes. Poco después, llegó al lugar Chocobar (31), efectivo de la Policía local de Avellaneda, quien se identificó y le disparó al delincuente porque, según declaró, pensó que iba a sacar un arma. Télam