La Ciénaga: el lugar es una invitación al disfrute de la naturaleza. El agua de las tres lagunas artificiales, además de nutrir a la fauna y aves de la zona, se utiliza para impulsar una microturbina que genera la electricidad para los edificios del lugar y el riego por goteo. 

 

Ezequiel Eskenazi recuerda que no le fue muy bien cuando llevó a su padre -el magnate bancario Enrique Eskenazi- a conocer el lugar que había comprado en las serranías de Zonda en 1997 para realizar su emprendimiento vitivinícola. "No vamos a enterrar una inversión en este pedregal", fue el reproche que recibió.

 

 

Lejos de bajar los brazos, el segundo varón de la familia siguió sus sueños y convirtió al lugar en un vergel. Hoy, cualquier ser humano privilegiado que pueda llegar a la zona donde se despliegan tres fincas con viñedos de uvas de alta gama no puede pensar otra cosa que estar en un pedazo del paraíso. Con la misma determinación con que lo hizo en estos años, el empresario se ha propuesto posicionar a San Juan como destino turístico a través de este emprendimiento donde además de preservar con estricto cuidado la naturaleza, también impulsa el arte y, obvio, además obtiene vinos de alta gama. La inversión ya ronda los U$S 12 millones. "Quiero presentar el concepto del proyecto, asociado al lanzamiento de los vinos con nuevo estilo, etiquetas y con un concepto de terroir, conservación y arte", explica. Por eso ayer acompañó a un grupo de periodistas a recorrer los emprendimientos distribuidos en 10.000 hectáreas que aspiran a convertirse en una reserva natural privada con acceso controlado al turismo (ver recuadro). Lo primero que ve el grupo visitantes es la finca Santa Sylvia, ubicada a unos 800 msnm, que guarda la casa del propietario y el corral donde se crían una docena de guanacos rescatados que luego serán reintroducidos en la reserva. Al poco andar, entre las primeras 70 hectáreas de Malbec, Syrah, Tannat, Chardonay y Sauvignon Blanc (de un total de 150 ha); hay otro corral, pero de ñandúes que se crían con el mismo fin. Allí se abre el primer reservorio natural de 6 millones de litros de agua para abastecer el riego por goteo.

Vista de los viñedos en conjunción con la sierra 

 

Eskenazi junto a la escultura La ballena, en el lugar donde piensa construir su bodega. 

Retomando el camino pedregoso se llega a los 980 msnm en las faldas de la Sierra Chica a la finca La Leona, donde el arte se conjuga con los viñedos. Los ojos explotan con la mezcla de las parras teñidas de otoño, lo agreste de la sierra y una vista única del valle. Pero además, las piezas escultóricas se roban las miradas. "La leona", al ingreso de la casa, tallada por el escultor Ricardo Bustos y "La ballena", una escultura gigante que custodia lo que será la futura bodega de la firma. Allí ahora se construye una cava entre el cerro que tendrá 24 metros de profundidad para albergar todas las colecciones de vinos Xumek, que elabora la empresa. Al no contar aún con bodega, los vinos hoy se elaboran en la bodega de Casa Montes, en Caucete. Luego viene un viaje de 25 minutos hacia el cerro Colorado, donde se emplaza la finca La Ciénaga, pegado al Valle del Pedernal, en el otro lado del cerro. El lugar, a 1.450 msnm, es de ensueño: el acuífero natural se aprovechó para construir tres lagunas artificiales que hacen la delicia de las aves y fauna autóctona y los últimos viñedos. 

 

"Tenemos esa cosa de baja autoestima. Hoy quiero instalar que San Juan tiene las condiciones para hacer vinos de primera categoría"

Daniel Ekkert, enólogo de la firma (arriba) realizó una degustación con los tres principales vinos Xumek; un Malbec, un Syrah y un Chardonnay.

 

Reserva biológica

Eskenazi recurrió a la fundación Azara -la más importante del país- que ya envió al emprendimiento en Zonda a tres biólogos para relevar la fauna y flora, inscribir la reserva oficialmente y así cuidarla de los cazadores furtivos. Los expertos determinarán cuáles son los lugares para recibir visitantes y que en el futuro van a ser habilitados con ciertas regulaciones. "Yo quiero recuperar la fauna autóctona y cuando cree la condiciones para poder liberar los animales que crío, lo haré. Hoy es imposible por la caza", dice. El empresario confiesa "amar" a Zonda porque lo considera el departamento ecológico natural, por su humedal. "Estoy poniendo en marcha todo este proyecto a pesar de la crisis, estoy contra viento y marea poniéndole ficha porque creo que se lo merece y que va a ser importante para San Juan. El tema de conservación es lo que más preocupa a las nuevas generaciones", opina. Para lograrlo, recurrió a la ayuda del ya fallecido paisajista Pradial Gutierrez, quien diseñó buena parte del paisaje. Ahora tomó la posta el arquitecto Eduardo Vera, artífice de las grandes bodegas mendocinas.