La Justicia chilena inició una indagación frente a la denuncia de un hombre que acusa haber sido violado por un sacerdote en el interior de la Catedral de Santiago, de la que tuvo conocimiento el cardenal Ricardo Ezzati y aparentemente no avisó a la Policía, informaron ayer fuentes judiciales.
El afectado exige una indemnización de 350 millones de pesos (unos 531.000 dólares), tras acusar al cura Tito Rivera de abusar de él después de drogarlo al ingerir un vaso de agua que el religioso le habría ofrecido.
En la demanda se apunta al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, como encubridor -cargo del que ya se encuentra imputado por otros casos- que solo escuchó al doliente, le abrazó, le regaló 30.000 pesos (unos 46 dólares) y le habría pedido que ‘rezara‘ por el sacerdote que lo violó.
La Fiscalía de la localidad de O’Higgins, que investiga estos requerimientos, estableció que el abuso se produjo en 2015, cuando el demandante se acercó a la Catedral de Santiago para pedir ayuda económica con el fin de poder adquirir unos medicamentos para su hija.
Allí fue atendido por el sacerdote Rivera, quien lo habría llevado hasta una pieza en el segundo piso del recinto donde le dio un vaso de agua presuntamente con algún tipo de droga.
Según radio Biobío, este es uno los casos más duros que afecta al Arzobispado de Santiago y que al parecer eran prácticas habituales de Rivera, exrector de la iglesia de Las Agustinas, quien habría utilizado habitaciones de la Catedral Metropolitana para cometer abusos.