Si bien para muchos subir las Sierras Azules significa una aventura para hacer entre amigos, miles de jóvenes sanjuaninos dijeron que año tras año lo hacen motivados por la fe. Agradecer algún favor concedido es una de las razones por la que algunos hacen semejante esfuerzo físico, pero el sábado en la noche cuando comenzaron la nueva subida, gran parte de los chicos admitió que ofreció ese sacrificio para pedir la salud y el bienestar de su familia, y para sentirse protegidos en el año escolar que están arrancando. Este dato surgió de una consulta que realizó DIARIO DE CUYO entre los jóvenes a medida que subían el cerro de Zonda. Ahí, a las 7 de la mañana se realizó la tradicional misa de Pascuas (ver página 7).
Con los bolsos cargados de provisiones, ropa de abrigo y hasta con carpas para pasar la noche, gran parte de los jóvenes comenzó el ascenso cerca de la medianoche. Y los que lo hicieron a esa hora dijeron que fue para asegurarse llegar a tiempo a la misa del amanecer. Es que admitieron que tardan entre 4 y 6 horas en llegar hasta la cima, que está a casi 1.700 msnm, pues no tienen buen estado físico. También hubo algunos que arrancaron la subida entre las 4 y las 5 de la mañana de ayer, esos fueron los más entrenados físicamente.
Entre los miles de jóvenes algunos hicieron el ascenso por primera vez. Sin embargo, la mayoría dijo que emprendió esta aventura en varias ocasiones y admitió que ni el conocimiento previo del esfuerzo grande que hay que hacer para subir y bajar los hizo dudar en realizar ese sacrificio.
‘Hace 6 años que subo las Sierras Azules con mis amigas y siempre es para pedir por algo, y a la vez para agradecer por lo del año anterior. Esta vez el ascenso es para pedir que Jesús me ayude y me guíe en el estudio‘, dijo Camila Sotomayor, de Chimbas. Al igual que ella, hubo decenas de jóvenes de distintos departamentos que comentaron que el ascenso lo consagraban para pedir protección en la escuela o en la facultad. Es más, hubo muchos grupos de compañeros de clase que subieron juntos para pedir entre todos esa misma protección.
‘Estamos por empezar la facultad y eso significa un gran cambio en nuestras vidas, por eso este año pedimos por el estudio, para que siempre tengamos la fortaleza y la inteligencia de seguir mejorando nuestro futuro‘, dijo Romina Fuerte, que llegó junto a 5 amigas desde Rawson. Junto a estas jóvenes subieron 73 misioneros de Fátima, quienes fueron uno de los grupos más multitudinario.
El bienestar de la familia y la salud de todos los seres queridos, ocupó el segundo lugar entre los pedidos de los promesantes que subieron al cerro zondino. ‘Mi abuela está muy enferma, por eso este año está entre mis prioridades a la hora de pedir. A la vez, ofrezco este sacrifico físico para dar las gracias porque mi familia tiene trabajo y todo lo necesario‘, comentó Federico Laciar, uno de los chicos que también desafió el viento fresco y hasta una leve llovizna, que hicieron que no alcanzara el abrigo que habían llevado para soportar la baja temperatura en la cima.
En la misa, los jóvenes fueron invitados a que afiancen su fe
A la 7 de la mañana, aún a oscuras y mientras la lluvia no paraba de caer el padre Víctor Hugo Gallardo dio la misa ante miles de jóvenes. Durante la celebración religiosa, el sacerdote invitó a los jóvenes a que afiancen su fe, sobre todo en los momentos duros, y a que se animen a vivir la vida con amor, todos los días. Del ascenso también participaron el padre Rodrigo Robles y Agustín Stevenazzi, quienes confesaron a los jóvenes en la cima.
‘Les dije a los jóvenes que hacer cumbre es un regalo de Dios y Jesús nos trajo a la cima. El apóstol cuando entró a la tumba vio y creyó. No vio nada y creyó. Y cuando uno no ve nada es el momento de afianzar la fe. Les pedí que en ese momento vuelvan hacia Jesús, que es la luz en la resurrección‘, dijo el padre Gallardo.
Feliz de haber compartido este nuevo ascenso, el sacerdote contó que este año quiso que los jóvenes recibieran un mensaje salvador, para que refuercen su fe. Dijo que a pesar de que la lluvia molestó toda la noche y que durante la misa mojó todo, los chicos demostraron su compromiso con la religión. ‘Nadie se movió a pesar de la lluvia y eso fue hermoso. Se nos mojó todo lo que teníamos en el altar, pero no importó, y durante la ceremonia invité a los jóvenes además a que suban a la cima más tediosa, pesada y cansadora.
La cima del amor, la de la vida‘, agregó y comentó que en las Sierras Azules todo fue una fiesta y que los jóvenes vivieron una noche y un amanecer con mucha tranquilidad. Si bien Gallardo admitió que hubo menos jóvenes que en otras ocasiones, dijo que para él este fue el mejor año. Es que, los controles policiales que hubo a lo largo del camino hicieron que los jóvenes supieran que el ascenso debía ser tranquilo. ‘Fue el año en el que vi más alegría y entusiasmo. El clima juvenil fue el mejor. Los chicos vivieron una fiesta sana‘, agregó.