"Era el objeto de lujuria y deseo de todos’, se lamentó Keira Knightley, para quien su rol de Elizabeth Swan en Piratas del Caribe no le deparó las mejores consecuencias. La actriz inglesa sintió que estaba a punto de quedar pegada a la joven fresca, rebelde y sobre todo muy sensual que marcó a fuego su personaje y decidió que debía hacer algo para cambiar eso, o lo que ella quería para su carrera en la industria (a la que sigue tildando de sexista) estaría en juego. Por eso, explicó en charla con Harper’s Bazaar UK, volvió a su país y trató de "limpiar’ su imagen con otro tipo de desafíos actorales.
"Me sentí muy limitada. Me sentí atascada, así que los papeles posteriores fueron para tratar de salir de eso’, declaró la intérprete que, además, subrayó que todo aquello ocurrió cuando aún era muy joven y muy lejos estaba de ese estereotipo de mujer fatal con el que empezaron a identificarla. De hecho, actualmente lo está.
"Soy la persona más desaliñada que has conocido: no me preocupa nada mi imagen, casi nunca pienso en lo que me pongo; rara vez me peino; y me maquillo poco’, rió la londinense, que a su vez lamentó que, de la mano, comenzara a instalarse la creencia de que solo era una muchacha bonita, incapaz de asumir roles más jugados. El salto a tiempo le permitió salir de esa zona de peligro. Y con varias películas sucesivas, Keira dejó en claro que -aunque hoy sigue siendo musa de glamorosas marcas de ropa y cosmética- vino a este mundo para mucho más.
LOOKS
La actriz nacida en 1985 conoce las reglas del juego y sabe cómo producirse cuando es necesario. Pero varias veces ha lamentado el hecho de que lo físico sea sobrevaluado.
