Argentina era un país donde más de la mitad de su geografía estaba en manos de los indios, con 1.400.000 habitantes, con el 80% de analfabetos. En aquellos años del siglo XIX, no eran provincias: Misiones, Chaco, Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. En 1862 llegan a Argentina 100.000 inmigrantes, quizás no la soñada por los principales estrategas políticos, entre ellos Sarmiento, que esperaban que fueran del Norte de Europa, sino los antepasados de la mayoría de nosotros, la del Sur de Europa, España, Italia, etc. Se presenta un primer proyecto, que no llega a ser el ferrocarril en sí mismo, para unir el Litoral y Cuyo cuando los señores Rossignol, Beare y Pueyrredón, en agosto de 1863, proponen la instalación de un sistema de transportes por medio de locomotoras, comprometiéndose en su presentación dentro de otras líneas a tender en los próximos tres años, la línea a Mendoza.

Es de recordar la anécdota al impulsar tal iniciativa en el Congreso, Sarmiento insiste en la necesidad del apoyo a la instalación de los ferrocarriles en el desierto argentino, ante las risas de sus opositores exclamó: "Secretario, tome nota, quiero que quede constancia de esas risas, para que sepa la posteridad, con que clase de bárbaros he tenido que luchar!”

El 12 de octubre de 1868 asume la Presidencia de la República de manos del Presidente saliente Bartolomé Mitre, el nuevo presidente Domingo F. Sarmiento, lo que da nuevo impulso a tal iniciativa, firmándose el Convenio con los hermanos Juan y Mateo Clarke, mediante el cual se brinda una concesión para la construcción de un ferrocarril transcontinental. Sobre esta base se firma la piedra angular de lo que en el futuro sería el "Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico", que debía finalmente unir los dos océanos.

El país se desarrolla no armónicamente, el Oeste, no puede aguantar el ritmo de crecimiento del Este.

Ante el evidente lirismo del proyecto de los hermanos Clarke, para la construcción del ferrocarril al Pacífico, por la evidente falta de capital, en años posteriores siendo Avellaneda, presidente, decide brindar mayores garantías a los posibles interesados, limitar el tramo a concesionar a Buenos Aires-Villa Mercedes (San Luis), quedando el resto (de allí a Mendoza y de allí a San Juan) a cargo del Gobierno. Pero ni, aún así, era posible iniciar la obra.

En 1883 recién se inician las obras que se acordaran en 1868 y establecían el tendido de ferrocarril que uniría ciudad de Mercedes en provincia de Buenos Aires con Villa Mercedes en la provincia de San Luis, lo que en el futuro sería el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. En ese instante se iniciaba el cambio, social, industrial, agrícola que cambiaría en un corto futuro a San Juan. De la vida provinciana se debe transformar rápidamente, con la llegada de trenes cargados de trigo, harina, legumbres, carnes, de la zona pampeana, el San Juan agrícola, sucumbe ante los elementos que llegan de la Pampa argentina. Aún hoy en día, luchamos por "el túnel” que nos brinde ya finalmente la "salida al Pacífico”, por momentos parece de inminente realización, por momentos se aleja de la posibilidad de lograr, esta obra indispensable para San Juan.

 

Por Domingo Oscar Palacio  –  DNI 6.766.878