Cuando llegan las ganas de hacerse un tatuaje, siempre es importante recurrir a un profesional de confianza y con buenos antecedentes para no terminar con algún imprevisto, como le pasó a una mujer sueca que tuvo que cambiarle el nombre a su hijo.

 

Todo comenzó cuando Johanna Giselhall Sandstrom, de 30 años, le pidió a un artista local de Kyrkhult, Suecia, que le inscriba los nombres de sus dos hijos en el brazo. Hasta ahí, ningún problema.

 

La sorpresa llegó cuando regresó a la casa y notó que Nova estaba bien escrito, pero Kevin se había convertido en "Kelvin", a pesar de que tuvo la oportunidad de revisar previamente el diseño.

 

"Dije que quería tatuarme los nombres de mis hijos y le di sus nombres al artista", relató la afectada, al periódico local Blekinge Lans Tidning. "Me dibujó el diseño y no preguntó nada sobre la ortografía, así que no le di más vueltas", detalló.

 

Hasta que rompió en llanto cuando se dio cuenta del error ortográfico. "Mi corazón se detuvo y pensé que me iba a desmayar", recordó sobre el terrible momento.

 

La primera reacción de la mujer fue volver al salón de tatuajes, donde el especialista le dijo que no podía hacer nada, más allá de devolverle el dinero.

 

Cuando se enfrentó a opciones desagradables de múltiples sesiones de láser o cirugía, decidió seguir un curso de acción sin dolor. Entonces, la mujer y su esposo optaron por cambiar el nombre de su hijo.

 

Al descubrir el error evidente, el corazón de la joven de 30 años se detuvo y pensé que me iba a desmayar ", dijo al periódico local Blekinge Läns Tidning.

 

Cuando se enfrentó a opciones desagradables de múltiples sesiones de láser o cirugía, decidió seguir un curso de acción sin dolor

 

"Nunca antes había escuchado el nombre Kelvin. Entonces, me di cuenta de que nadie más tenía este nombre. Se convirtió en único, y ahora creemos que es mejor que Kevin", explicó, sobre la decisión tomada para su hijo que, en ese entonces, tenía dos años.

 

Sin embargo, ahora que dio a luz a su tercera hija llamada Freja, Johanna está ansiosa por volver a pasar por la misma aguja, pero esta vez jura que estará preparada. "Se lo voy a escribir en un papel y lo voy a verificar más de diez mil veces", bromeó.