
El agua es esencial para la vida y uno de los denominadores comunes de los desafíos que la Agenda 2030 plantea para el desarrollo sostenible. La demanda de este recurso es cada vez mayor en todo el mundo y seguirá aumentando significativamente en las próximas décadas. Por eso, resulta necesario promover prácticas sostenibles para su uso responsable.
El próximo 22 de marzo, fecha en la que se celebra el Día mundial del agua, tendremos la oportunidad de aprender más sobre este tema que sirve de inspiración para compartir los problemas y tomar medidas para cambiar la situación.
El ambicioso lema de las Naciones Unidas "no dejar a nadie atrás” busca garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento de aquí a 2030.
En Argentina, el consumo doméstico de agua es en promedio de 318 litros por habitante por día. Esto significa un 83% más que la media latinoamericana y 6,3 veces más que los estándares fijados por la OMS, donde se establece que es necesario contar con al menos 50 litros/día para satisfacer las necesidades de bebida, preparación de alimentos, higiene básica y lavado. Las personas que no acceden a esta cantidad de agua ven limitadas sus capacidades para mantener su bienestar físico y la dignidad que conlleva el aseo personal. Se considera que el acceso es óptimo cuando se alcanzan los 100 litros diarios por habitante.
En otros países los valores de consumo de agua doméstico pueden llegar a ser muy variables.
A fin de proteger este recurso es necesario contar con un plan que permita examinar todas las posibilidades para reducir el consumo de agua potable y promover el uso responsable por parte de los usuarios, es necesario para ello implementar un plan para reducir la demanda hídrica, asegurando el nivel de confort.
Actualmente en nuestros hogares, la descarga de un inodoro es de 16 – 20 litros aproximadamente. Una ducha breve (de 10 min) podría utilizar hasta 100 litros de agua mientras que si hablamos de tomar un baño de inmersión estaríamos consumiendo 200 litros.
Un lavarropas puede llegar a consumir hasta 100 litros de agua por ciclo de lavado, mientras que lavar los platos podría consumir 30 litros y lavar el auto podría llegar a consumir hasta 500 litros.
Para poder proveer a la población de agua potable, primeramente se debe contar con fuentes confiables en calidad y disponibilidad del recurso. Los ríos y lagos son las fuentes superficiales más utilizadas; le sigue en importancia la extracción de aguas subterráneas.
El agua, una vez extraída debe ser potabilizada, distribuida y monitoreada a diario para garantizar su calidad. El ciclo termina con la recolección de las aguas servidas, su tratamiento en las plantas depuradoras y finalmente su reuso o restitución a los cuerpos de agua en condiciones aptas. Todo ello requiere inversiones constantes en mantenimiento, así como altos costos energéticos y económicos.
Según las estadísticas tres de cada diez personas no tienen acceso al agua potable, es una razón más que suficiente para que cada uno de nosotros tome medidas y pensemos en nuestro prójimo.
Por el Prof. Raúl Bustamante Flores
Presidente Eco-Club San Juan.
