El conjunto de humor e instrumentos informales Les Luthiers abrió el jueves su despedida en San Juan, un adiós en cuatro noches, a lleno y colmado de risas. Es que más allá del paso del tiempo y de las notables ausencias de antiguos miembros como Gerardo Masana, Ernesto Acher, Nuñez Cortés y los inolvidables Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, la formación renovada en 2019, con apenas un par de los "originales", conserva la mística, la gracia y la inteligencia que la caracteriza y que la hizo internacional. Aunque aquellos icónicos shows -que siguen frescos en la memoria gracias al vasto archivo que circula en Youtube- hayan dejado la vara muy alta, el elenco actual de Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, con la conducción de Carlos López Puccio y Jorge Maronna -quienes elaboraron el show a la medida de este equipo- supo demostrar en el escenario del Teatro del Bicentenario una equilibrada combinación de tradición y renovación que hizo de "Más tropiezos de Mastropiero" un espectáculo con el sello Les Luthiers, a la altura de su nombre y legado. 

Mediante el intercambio escénico, Mastropiero va recordando sus fracasos artísticos, representados en cuadros musicales. El resto de los intérpretes toman los roles de diferentes personajes con sus extravagantes instrumentos informales, como el genial bolarmonio.

La función, que duró cerca de dos horas, inició con una entrevista para un programa de televisión, donde Johann Sebastian Mastropiero (O’Connor), el personaje ficticio autor de las obras de Les Luthiers, pone el cuerpo ante las preguntas del periodista cultural (interpretado por Antier). Como eje, el compositor elude en todo momento el "secreto que lo llevó a ser famoso", cuestión que el entrevistador no puede resolver hasta el final del show. Pero Mastropiero va enredándose en una entretenido contrapunto de gags. El presentador del programa -con un título rimbombante "Diálogos con la cultura"-, entra en conflicto con las respuestas disparatadas del protagonista, que no puede responder o comprender una metáfora o confunde personajes y hechos de la historia, llevando así al público a un viaje delirante. Hubo pasajes muy graciosos como la serie de los villancicos iconoclastas que el Papa no soportaba escuchar, la marcha de los marines norteamericanos en la Guerra del Golfo y el sketch donde unos policías infiltrados como músicos de una orquesta debían congraciar a un mafioso italiano. El "Cha cha chá para órganos a pistones", con un enorme instrumento de viento con tubos de metal, timbre de clarinete y un diseño de motor de motocicleta; y la puja entre el maestro de música clásica (Antier) y el joven rebelde (Tomás Mayer-Wolf) -que terminaron juntos en una formidable ejecución de rock & roll en el piano a cuatro manos- resultaron unos de los segmentos más aplaudidos. El show también tuvo un toque nostálgico cuando sonó "Days of Doris" (andante con foco de metralla), "Ella me engañó (bolero de protesta)" y la clásica "Pasión Bucólica" (vals geriátrico).

Cuando se devela finalmente el secreto de su éxito, Mastropiero se retira con un sorprendente remate lírico y coral que hizo levantar a toda la sala en una extensa -y merecidísima- ovación. Hasta una mujer mayor que tenía dificultades para caminar se levantó de su asiento y aplaudió sonriente y con lágrimas en sus ojos. Varios espectadores salieron de la sala con la misma sensación. "Me encantó todo el humor, la musicalidad y la teatralidad. Son artistas de gran calidad. Lamento que tengan que retirarse, fue genial disfrutar del show a pleno, lo entendí todo, sin desperdicio", contó a DIARIO DE CUYO Diego Colombo, uno de los entusiasmados espectadores. Igual Celina Carrizo, otra testigo de una noche para el recuerdo, una fan declarada que ya los había visitado en "Gran Reserva" en 2017: "Soy una afortunada, porque los sigo desde chica, tienen un humor culto y sano. Qué bueno que vengan a San Juan, ojalá muchos puedan verlos. Se nota la ausencia de Rabinovich, pero estos nuevos intérpretes están muy bien", comentó la joven. 

Aunque algunos las esperaban, no hubo palabras de despedida en el cierre de la primera velada. Los músicos saludaron risueños y salieron de escena bailando en trencito, como queriendo dejar, deliberadamente, esa alegre postal de recuerdo para el público sanjuanino.

FOTOS MARCOS URISA