Los más de 17.000 viveros europeos (1.500 en España) están muy atentos a la evolución de la ‘xylella‘ para evitar riesgos en un sector que se vincula a 100.000 hectáreas y piden que la Unión Europea arbitre fondos suficientes para su control, prevención e investigación. Xylella fastidiosa es una bacteria fitopatógena, con gran potencial de daño económico. Ataca sin curación en la actualidad a diversas plantas de utilidad económica como la vid, olivo, almendro, ciruelo, duraznero y el limonero, así como a otras especies que no producen frutos, como el laurel.
En una entrevista publicada por Efeagro, el secretario general de la Asociación Europea de Viveristas , Josep M. Pagés, recordó que desde 2017 hay un reglamento comunitario que permite indemnizar a los operadores afectados por las enfermedades vegetales y animales.
Pagés señala que, además, reclaman que ‘haya fondos suficientes para una reacción rápida cuando se produzcan las primeras detecciones de la ’xylella’, para erradicarla y para compensar a los propietarios‘, así como presupuestos ‘importantes‘ en la Unión Europea (UE) para financiar los proyectos de investigación en el largo plazo sobre la bacteria.
La entidad hace hincapié en la importancia de la investigación, hasta el punto de que colabora activamente con los dos proyectos de referencia actuales, que lideran científicos italianos y españoles.
La ’xylella’ es una bacteria poco conocida en Europa; se empezó a investigar e 2015 y, principalmente, a lo largo de 2016, aunque en EEUU conviven con ella desde hace cien años y está ‘contenida‘.
La amenaza de que se contaminen plantas en Europa es muy alta, por lo que los viveristas están a favor de las medidas estrictas para prevenir que se disemine la enfermedad y también de las exigentes condiciones para la importación desde fuera de la UE.
Los controles se extienden a los árboles y con los infectados se procede a arrancarlos.
La normativa europea obliga a que las importaciones se realicen desde zonas o países libres de la plaga y que, cuando las especies llegan a los puertos, deben tomarse muestras y realizarse análisis antes de su comercialización.
La bacteria ha afectado el Sur de Italia sobre todo en olivares y las autoridades de este país están actuando con transparencia siguiendo la evolución de la bacteria ‘semana a semana‘.
Es un problema que se soluciona, como otras invasiones biológicas, con un rígido control de las plantas e insectos portadores. En el caso español, lo que más ha sorprendido es la explosión en Baleares, donde aparecieron de repente hasta tres subespecies de la bacteria, por lo que se pregunta si fallaron los controles.
Los viveros están trabajando al máximo nivel de sanidad, controlando que los movimientos de plantas vayan acompañados del correspondiente pasaporte fitosanitario.
Es clave la prevención para evitar que se expanda la ’xylella’ mediante el control de malezas, de la eliminación de los insectos vectores o transmisores de la bacteria, y de tratamientos fitosanitarios en las zonas con riesgo. (los insectos infectan plantas porque llevan la bacteria en su aparato bucal y cuando clavan para succionar la savia de las plantas inyectan el agente patógeno). La limitación de comercio de plantas sensibles en las zonas demarcadas por la enfermedad no ha coincidido con grandes áreas de producción hasta ahora, sino que afectó a viveros y centros de jardinería de Baleares, Córcega, Costa Azul y el sur de Italia. El temor es que, si hubiera en el futuro un foco de la bacteria en una zona importante de producción de viveros, se bloquearía una cantidad de plantas importante y, como se establecen perímetros de inmovilización durante 5 años, ‘sería la muerte comercial‘, añade de los viveros. De ahí la importancia de que la Unión Europea esté preparada y cuente con fondos suficientes para responder a cualquier escenario.
Según datos de ENA, que adhiere a 20 asociaciones nacionales, los viveros europeos emplean a más de 100.000 trabajadores. En España, el valor de producción supera los 760 millones de euros al año en España y el sector da empleo a unas 7.500 personas. Dada la importancia de esta enfermedad es crucial los controles sanitarios argentinos (sobre todo con el ingreso de plantas de vid y olivos) para evitar su propagación que afecte seriamente al sector. No debemos olvidar que por deficiencias en controles, hoy la mariposa Lobesia botrana, que ingresó desde Europa, causa serios daños a las vides, en especial de Mendoza.