El presidente Alberto Fernández participó ayer de la cena de honor que brindó su colega de Israel, Reuvlen Rivlin, en la Residencia Presidencial, en Jerusalén, para los 40 líderes internacionales que hoy participarán de la conmemoración del 75º aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz.
Fernández llegó a la residencia oficial a través de calles desérticas, decoradas por una combinación de las luces tradicionales de esta época del año y las sirenas de los convoys de autos de las delegaciones que aprovecharon la ausencia de vehículos y personas para avanzar a toda velocidad.
El presidente asistió solo a la cena de honor, mientras su reducida comitiva recorrió la ciudad y descansó después de más de 24 horas de viaje.
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el canciller Felipe Solá y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, aprovecharon el espacio entre su llegada y la cena oficial para visitar el Centro Peres por la Paz y la Innovación, en Jaffa, al sur de Tel Aviv.
Rivlin recibió personalmente a cada uno de los líderes extranjeros en un salón y luego todos pasaron a un espacio más grande, decorado con las banderas del anfitrión del Foro Internacional del Holocausto de este año -Israel- y de todos los países participantes.
Una vez que los jefes de Estado y gobierno se sentaron alrededor de la larga mesa en forma de U, el anfitrión Rivlin agradeció a todos "por mostrar su compromiso" y destacó que "la responsabilidad de los líderes es forjar el futuro".
"El pasado se lo dejamos a los historiadores", agregó con una sonrisa.
En inglés, el idioma que todos los oradores de la noche utilizaron, el mandatario israelí anunció el objetivo central del Foro Internacional del Holocausto hoy: "Nos juntaremos para decir Nunca Más".
Tras el discurso inaugural, tres cantantes y un pianista acompañaron a un violinista que interpretó la canción El último sobreviviente, que logró revivir repetidos escapes y persecuciones durante el Holocausto nazi.
El discurso en representación de los jefes de Estado y gobierno invitados lo hizo el rey Felipe de España, quien aseguró: "Vinimos a mostrar nuestro respeto por los sobrevivientes y nuestra repugnancia por lo que pasó, pero quizás, aún más importante, es que vinimos a mostrar nuestro compromiso para combatir la ignorancia y el odio que posibilitó el Holocausto".
"Recordar sólo no alcanza. La barbarie puede crecer cuando menos se espera, incluso en países con altos niveles de educación. Por eso, no podemos mirar para otro lado. Esta es una responsabilidad individual y colectiva. No hay lugar para la indiferencia. Nunca más", concluyó el monarca.
El resto de la noche transcurrió con intervenciones musicales y discursos movilizadores, como el del profesor Yehua Bauer, uno de los especialistas en Holocausto más reconocidos, quien hizo un llamado especial para todos los líderes extranjeros que lo escuchaban.
"Tienen que luchar contra el antisemitismo, no por los judíos, sino por sus sociedades. Es un cáncer que crece y se expande", advirtió el académico tras recordar cómo se construyó el discurso de odio y exterminio del nazismo y alertar que hoy otros grupos, como el Estado Islámico y Al Qaeda, propagan el mismo odio.
La cena funcionó como un preludio del foro de hoy, dado que fue el primer encuentro cara a cara de los líderes internacionales con sus anfitriones y marcó el inicio de un cierre intermitente pero estricto del centro de Jerusalén.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su colega alemán, Frank-Walter Steinmeier, participaron junto a Fernández de la recepción oficial pero otras figuras muy esperadas, como el mandatario ruso Vladimir Putin y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, no fueron de la partida porque se espera su llegada al país en las próximas horas.