Un día después de que Magdalena Espósito Valenti y su novia Abigail Páez fueran condenadas a cadena perpetua por el crimen de Lucio Dupuy, de 5 años, fuentes del Servicio Penitenciario de San Luis le confirmaron a Infobae que Páez pidió someterse a una terapia hormonal masculinizante desde la cárcel.
“Es una de las primeras cosas que preguntó cuando ingresó a la unidad. No es algo habitual pero ya hay varias presas que pidieron lo mismo”, precisaron.
Si bien el proceso todavía no comenzó en su cuerpo, Páez ya había realizado consultadas y expresado su deseo de cambiar de sexo, antes de asesinar a Lucio.
Hay un dato importante en el proceso. Es caso de que la hormonización prospere, Abigail seguirá en una cárcel de mujeres. “No está previsto que una mujer, aunque complete ese proceso, vaya a una cárcel de hombres”, explicaron.
En cuanto al monto y quién abona ese tratamiento, desde el Servicio Penitenciario prefieren no dar especificación. Aunque dejaron entrever que una parte la abonará el Estado; es decir, los contribuyentes puntanos.
El miedo que manifestó Abigail con el tratamiento, en las consultas que había hecho con especialistas pampeanos previo a matar a Lucio, era que no le hiciera “efecto por la edad”. Incluso, hasta exteriorizó su deseo de sacarse las mamas porque ella se considera del género no binario.
Páez ya había empezado con un tratamiento psicológico en la prisión de Santa Rosa pero decidió interrumpirlo porque tenía “miedo de que se filtrara” lo que hablaba en las sesiones. Ahora, aseguran fuentes de la prisión, llora todo el día. Pero no por su responsabilidad en el asesinato de Lucio sino porque no está bien psicológicamente y se mostró con ganas de retomar la terapia.
Con respecto a la otra terapia, la masculinizante, es una forma de adecuar el cuerpo a la identidad y género autopercibido mediante la administración de hormonas. “No hay un solo tipo de terapia, existen distintas combinaciones de drogas que se administran teniendo en cuenta los cambios corporales deseados por cada persona, así como su estado clínico y la relación riesgo-beneficio de las drogas en cada caso”, precisaron desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
En el caso de Abigail, le administrarán inyecciones de testosterona para ir aumentando el nivel de las llamadas hormonas masculinas en el cuerpo, detener los ciclos menstruales y disminuir la capacidad de los ovarios para producir estrógeno, lo que podría afectar su fertilidad. Luego, si ella lo desea podrá someterse a una cirugía de cambio de sexo.
Para realizar este tratamiento, según se explica desde la Clínica Mayo, antes de comenzar la terapia hormonal masculinizante, el paciente debe someterse a una revisión de antecedentes médicos personales y familiares, a un análisis de laboratorio y a un examen detección de algunas afecciones y enfermedades
La terapia se inicia tomando dosis bajas de testosterona, que luego se van aumentando gradualmente. Entre los 2 y 6 meses, la menstruación se detiene, entre los 3 y 12 meses la voz se agrava, y después de los 6 meses empieza a crecer el vello facial y corporal. La grasa corporal, en tanto, comienza a redistribuirse entre los 3 y 6 meses y el efecto completo se nota entre los 2 y 5 años; al igual que el aumento de la masa y la fuerza muscular.
Un día después de que Magdalena Espósito Valenti y su novia Abigail Páez fueran condenadas a cadena perpetua por el crimen de Lucio Dupuy, de 5 años, fuentes del Servicio Penitenciario de San Luis le confirmaron a Infobae que Páez pidió someterse a una terapia hormonal masculinizante desde la cárcel.
“Es una de las primeras cosas que preguntó cuando ingresó a la unidad. No es algo habitual pero ya hay varias presas que pidieron lo mismo”, precisaron.
Si bien el proceso todavía no comenzó en su cuerpo, Páez ya había realizado consultadas y expresado su deseo de cambiar de sexo, antes de asesinar a Lucio.
Hay un dato importante en el proceso. Es caso de que la hormonización prospere, Abigail seguirá en una cárcel de mujeres. “No está previsto que una mujer, aunque complete ese proceso, vaya a una cárcel de hombres”, explicaron.
En cuanto al monto y quién abona ese tratamiento, desde el Servicio Penitenciario prefieren no dar especificación. Aunque dejaron entrever que una parte la abonará el Estado; es decir, los contribuyentes puntanos.
El miedo que manifestó Abigail con el tratamiento, en las consultas que había hecho con especialistas pampeanos previo a matar a Lucio, era que no le hiciera “efecto por la edad”. Incluso, hasta exteriorizó su deseo de sacarse las mamas porque ella se considera del género no binario.
Páez ya había empezado con un tratamiento psicológico en la prisión de Santa Rosa pero decidió interrumpirlo porque tenía “miedo de que se filtrara” lo que hablaba en las sesiones. Ahora, aseguran fuentes de la prisión, llora todo el día. Pero no por su responsabilidad en el asesinato de Lucio sino porque no está bien psicológicamente y se mostró con ganas de retomar la terapia.
Con respecto a la otra terapia, la masculinizante, es una forma de adecuar el cuerpo a la identidad y género autopercibido mediante la administración de hormonas. “No hay un solo tipo de terapia, existen distintas combinaciones de drogas que se administran teniendo en cuenta los cambios corporales deseados por cada persona, así como su estado clínico y la relación riesgo-beneficio de las drogas en cada caso”, precisaron desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
En el caso de Abigail, le administrarán inyecciones de testosterona para ir aumentando el nivel de las llamadas hormonas masculinas en el cuerpo, detener los ciclos menstruales y disminuir la capacidad de los ovarios para producir estrógeno, lo que podría afectar su fertilidad. Luego, si ella lo desea podrá someterse a una cirugía de cambio de sexo.
Para realizar este tratamiento, según se explica desde la Clínica Mayo, antes de comenzar la terapia hormonal masculinizante, el paciente debe someterse a una revisión de antecedentes médicos personales y familiares, a un análisis de laboratorio y a un examen detección de algunas afecciones y enfermedades
La terapia se inicia tomando dosis bajas de testosterona, que luego se van aumentando gradualmente. Entre los 2 y 6 meses, la menstruación se detiene, entre los 3 y 12 meses la voz se agrava, y después de los 6 meses empieza a crecer el vello facial y corporal. La grasa corporal, en tanto, comienza a redistribuirse entre los 3 y 6 meses y el efecto completo se nota entre los 2 y 5 años; al igual que el aumento de la masa y la fuerza muscular.