Nunca se vio nada igual y es el gran escándalo de este verano. Una operación planeada, como aquellos “blitz” que hacían los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, desembarcó el viernes en grandes camiones frente al bello lago de Mezzano, en unos campos agrícolas. Las tropas eran miles de jóvenes convocados por redes sociales en Italia y media Europa para una fiesta de música electrónica; un “baile de los zombies” con drogas y alcohol. Recién este jueves, la policía logró que se fueran.
El lago de Mezzano está en la zona de dos ciudades importantes, Viterbo y Grossetto, en la región Lazio y a unos 100-120 kilómetros de Roma, y su área metropolitana de cinco millones de personas.
El “blitz” de los organizadores de la “fiesta de los zombies” entró en profundidad. Lo que resulta insólito es que no haya sido detectado. De golpe a una zona turística espléndida llegaron miles de autos, campers y todo tipo de vehículos rodantes que cargaban jóvenes italianos, franceses, polacos, ingleses, franceses, croatas, españoles y de otras nacionalidades europeas.
Italia vive desde hace 18 meses una pandemia devastadora que ha causado más de 128 mil muertos. Y la peste sigue. Lo que causa más preocupación no es lo que ocurrió sino lo que puede suceder si el encuentro rave de diez mil jóvenes se transforma en un foco contagioso que reparte por Italia y media Europa la variante Delta del virus, muy contagiosa y letal.
30 hectáreas, baños químicos y duchas
Los habitantes de la zona los vieron arribar y desplegarse en una zona de 30 hectáreas, donde plantaron carpas y lugares para dormir. Los organizadores habían previsto también baños químicos y duchas.
El viernes 23 comenzó la juerga. Algunos filmados mostraron una juvenilia que no estaba demasiado amontonada porque había espacio de sobra. Cantaban y se movían solos, precisamente como los zombies, muertos que caminan, acompañando la música ensordecedora, que se escuchaba “hasta en el Vaticano”, según contó furioso un turista condenado a dormir poco y nada.
El domingo 15 fue Ferragosto, el día de las fiestas de Augusto del Imperio Romano que celebraban el fin de las cosechas anuales y hacían partir las celebraciones agrícolas hace un par de miles de años.
Un muertos y casos de coma etílico
Este Ferragosto, los organizadores de la fiesta, cuyas identidades se desconocen, llevaron todo al clímax, mientras a la rave arribaba la mayor concentración de gente. Ese día, murió en el lago de Mezzano un joven encontrado a siete metros de profundidad en las aguas por los buzos de los bomberos. No saben que le pasó.
También ese día se produjeron los tres casos de coma etílico entre los “zombies”. Y según algunos testimonios como el de Zelma, una joven estudiante italiana, “pasó de todo, con tanto alcohol y tanta droga”. Uno de los intoxicados dio positivo de coronavirus.
Ahora se rastrea con quienes vino y convivió, que otra gente encontró, para detectar los contagios del coronavirus. El alcalde de Valentano Stefano Bigiotti, donde se encuentra el lago, casi a los gritos denunció “una situación de extrema gravedad, por una iniciativa totalmente ilegal, arbitraria, ilegítima”.
“Nuestra mayor preocupación deben ser los peligros de contagio del Covid: tenemos una pandemia que castiga duramente a Europa y en particular a Italia, de donde ha llegado tanta gente sin que nadie haya controlado”.
Biggiotti lamentó la “media catástrofe” causada a los intereses turísticos por la fiesta Rave. En la zona florecen los agriturismos, que fueron abandonados rápidamente el lunes. También en los hoteles hubo turistas que prefirieron irse ante el ruido que causaba “el baile de los zombies” y el miedo al desmadre de la ausencia de barbijos y las amontonamientos humanos.
El grito en el cielo lo puso el alcalde de Grossetto, Piero Camilli, un notable de la zona como presidente del local club de fútbol, que es justo el propietario de la empresa agrícola donde se instaló el complejo de música tecno.
“Hay que sacarlos ya, porque esos se irán solo cuando se les termine la cocaína y la heroína”, lamentó Camilli.
El jefe de la policía de Viterbo, Giancarlo Sant’Elia, dijo que “dispersarlos ahora es imposible porque son diez mil en 30 hectáreas”. El fantasma de la pandemia invitaba a la prudencia.
El asesor de Sanidad de la región Lazio, Alessio D’Amato llegó desde Roma y el martes sentenció que “la situación está fuera de control” y que tampoco se podía dejar de intervenir.
En Roma en el ministerio del Interior seguían perplejos los acontecimientos. Los organizadores de la rave quizás no se enteraron que habían logrado sin quererlo provocar una crisis política, porque los líderes de los partidos de la fuerte derecha italiana, Matteo Salvini y Giorgia Meloni, habían pedido la renuncia de Lucía Lamorgese , la ministra del Interior, acusándola de incompetencia.
Para peor una parte de los miles de asistentes prefirieron a partir del lunes privilegiar la pasión turística y 2500 se alejaron de la rave para distribuirse en otras zonas vecinas, aumentando las protestas de quienes temían que la invasión creciera. Otros temen que algunos hayan ayudado a la difusión del virus.
Los organizadores insistieron en que pretendían continuar hasta el domingo 22, pero los jefes policiales que estaban preparando el operativo desalojo, les respondieron que eso era imposible y que tuvieran en cuenta que si se desataba un foco de contagio de la pandemia del coronavirus distribuida en Italia y otros países europeos, pagarían con la cárcel la rave del escándalo.
Este argumento, los convenció de que era mejor levantar el campamento.
Desde la noche de este miércoles todas las rutas y caminos de entrada y salida del área, ya en manos de puestos policiales, comenzaron a identificar a los que querían irse y a no dejar entrar a los que pretendían volver al campamento.
El operativo se aceleró este jueves. Al atardecer quedaban grupos aislados de jóvenes que preparaban sus bultos. Todos abandonaron el lugar, despidiéndose del lago.