Todo se descubrió en octubre de 2017, cuando la nena, entonces de 13 años, dejó de ir a la escuela y le contó a una compañera de los abusos a los que la sometía su propio tío, un plomero de 42 años, que aprovechaba para manosearla y someterla a ultrajes más graves cuando iba con sus hermanos de visita a su casa en Chimbas. Entonces hubo un aviso del caso al 102, una comunicación inmediata de un organismo oficial a los padres de la niña y el 25 de octubre de ese año, también hubo denuncia formal contra ese sujeto, y no sólo por el presunto abuso de esa chica, también le atribuyeron el abuso de otra hermanita de esa nena, de 11 años. Y el de otras dos primitas de esas menores y también sobrinas del imputado, de 9 y 3 años, aunque solo prosperó la acusación de haber ultrajado a la mayor de ellas, dijeron fuentes judiciales.
Luego de ventilar toda la prueba del caso, la fiscal Marcela Torres consideró probado que el acusado no sólo violó a las nenas de 13 y 9 años, pues entendió acreditado también que quiso violar a la nena de 11. Esta última acusación formó parte de un nuevo planteo, pues contra esta nena el imputado llegó a juicio acusado solo de mostrarle sus genitales. La Asesora de la Niñez adhirió a los argumentos de Fiscalía.
El acusado negó abusar de las nenas, pero psicólogos dijeron que las niñas no mienten
Entre las pruebas enumeradas por la fiscal, se destacó el relato de las niñas a sus propios padres, el informe de los psicólogos que las entrevistaron y detectaron que no mentían y presentaban los habituales signos de un niño abusado. Los informes médicos y el relato de testigos, indicaron fuentes judiciales.
Pero el defensor Omar Quiroga Vargas rechazó el relato de los hechos y los argumentos de Fiscalía, apoyándose en la cerrada negativa de su cliente de haber sometido a sus sobrinas a los vejámenes que le atribuyen. También cuestionó el resto de la prueba de la acusación y pidió la absolución de su defendido, dijeron fuentes judiciales.
La decisión de cómo finalizará el caso está ahora en manos del juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) quien escuchará las últimas palabras del acusado antes de dar su veredicto.