Una traicionera lesión en su rodilla lo tuvo a maltraer y llenó de nubarrones su horizonte deportivo. Daniel Zamora, un abonado a las victorias, transitó momentos duros, llenos de dudas y complicaciones. Su fe, la fortaleza que le transmitió su familia y el apoyo de la gente de la Agrupación Virgen de Fátima lo mantuvieron firme cuando sus fuerzas flaqueaban. Hacía mucho que no ganaba y lo hizo ayer. “Es una gran alegría, venía sintiéndome bien y salí a buscar la carrera. El equipo hizo un gran trabajo y por fortuna pude terminarlo con el triunfo de la etapa”, comentó en cuanto micrófono se le acercó el líder de la clásica.