La huella de una planta de zapatilla fue la pista clave que guió a los investigadores hasta dos hermanos, que ahora se convirtieron en los principales imputados por el asalto y asesinato de Antonio Abel Tapia (66). Fuentes policiales revelaron que, como prueba, secuestraron unas herramientas y máquinas que serían las sustraídas de la casa del jubilado de Pocito, el día del crimen. Otro dato es que son vecinos y tienen antecedentes por ‘reducidores’, dijeron.
Los detenidos son dos hermanos de apellido Ale y viven en calle Aberastain, a menos de un kilómetro de la casa de Antonio Abel Tapia en la calle Mendoza, cerca de 14, revelaron en la Policía. El juez Martín Heredia Zaldo investiga si hay otros involucrados, por lo que aún hay mucho hermetismo en torno a la causa.
El jubilado fue atacado dentro de su casa y murió de un duro golpe en la cabeza.
Desde un principio se sospechó que él o los asesinos eran conocidos o vecinos del jubilado. Y es que pocos quizás sabían que Antonio Abel Tapia podía tener dinero ahorrado en su casa. Los que lo atacaron la madrugada del viernes 5 de este mes fueron directamente a golpearlo. Los investigadores aseguraron que le dieron un solo golpe en la cabeza, que le provocó una importante fractura y la muerte casi en el acto.
No se sabe con certeza cuánto dinero le robaron, dado que en los días previos el jubilado le entregó sus ahorros de 128.000 pesos a su hija para que se los guardara. Andaba con miedo porque ya habían entrado a robarle, dijeron. Lo que sí conocen los investigadores, de acuerdo a sus parientes, es que el día del crimen sustrajeron unas herramientas y al menos una máquina. La pista más importante que tenían los pesquisas era la huella de una zapatilla encontrada afuera de la casa de Tapia.
Ese indicio llevó a la casa de estos dos hermanos, que son vecinos y que ahora están detenidos. La prueba que más los involucra son unos efectos que les secuestraron y que pertenecerían a la víctima, aseguraron fuentes del caso.