Víctima. La docente lo único que busca es vivir tranquila, pero dice que desde hace 8 años sufre un calvario por denunciar el abuso a una nena en Mendoza.

 

Iba a tomar el micro, como de costumbre, para ir a Mendoza a dar clases mientras espera que le salga la jubilación. Pero ayer a las 6 la rutina se complicó: en Rawson y Pedro Echagüe, Capital, un sujeto la atacó a golpes para robarle su bolso con documentos, sus costosos e indispensables medicamentos para su problema crónico de tiroides y su historial médico, por si le pasa algo en la calle. Según la víctima de 60 años (pidió no ser identificada) tras el robo el sujeto huyó con un cómplice en auto, y a ella le quedó el convencimiento de que no fue una víctima al voleo, sino parte de una seguidilla de robos, amenazas y otros atentados que sufre desde hace por lo menos 8 años, desde 2011, cuando denunció a un conocido deportista mendocino aún prófugo -dijo- porque el sujeto era padre de una nena de 12 años y ella supo que abusaba de la niña. Esos múltiples ataques -aseguró- varias veces también alcanzaron a su hermana, quien incluso en una ocasión se salvó por poco de que no la violaran.

Según la mujer, en 2011 comenzó su calvario luego de declarar tres veces como testigo en el caso de abuso. Y desde entonces comenzó a sufrir atentados claramente vinculados a ese hecho, pues en una ocasión se presentó en su casa una patota para amenazarla por haber denunciado a su amigo. Esos ‘apretadores’, al parecer, eran barrabravas de Godoy Cruz.

Sus problemas serios comenzaron en 1992 cuando la operaron de tiroides. A causa de una mala praxis -dijo- se hizo dependiente de caros medicamentos importados porque en esa operación también le extirparon la ‘paratiroides’. A esos problemas de salud debió sumar los frecuentes robos que le acarrearon más inconvenientes aún, pues una vez usaron sus documentos en otros delitos y durante 3 años soportó un embargo del sueldo.