La muerte de un hombre mientras trabajaba como sereno en el camping del gremio Aatrac (Asociación Trabajadores de las Comunicaciones), en Pocito, dejó muchas dudas en su familia. Si bien la Policía desde un principio estableció que falleció tras sufrir una insuficiencia cardíaca, hipótesis que luego fue ratificada por la autopsia, en el entorno de la víctima dijeron ayer a este diario que están seguros que en realidad su fin quedó echado producto de una descarga eléctrica.
Lo concreto es que el trabajador, identificado como Héctor Díaz (51), fue encontrado sin vida alrededor de las 21 del pasado miércoles, en el interior de ese camping, ubicado en calle Lemos entre 5 y 6, en Pocito. Según Maximiliano, uno de sus hijos, el cuerpo estaba al lado de un compresor que estaba conectado a un alargue, y sobre un charco de agua. La sospecha en el entorno de Díaz es que recibió una descarga fulminante cuando manipulaba ese aparato, dijeron.
Los familiares también indicaron que tras la muerte "todo fue muy raro". "Cuando llegamos al camping ya lo habían levantado. No entiendo por qué tardaron tanto en avisarnos. Han hecho lo que han querido con él y no estaba ninguno de nosotros que pudiera constatar que fue lo que realmente pasó", disparó otro familiar.
"Lo que más me duele es que sus nietas todavía esperan que regrese del camping"
MAXIMILIANOHijo del fallecido
En la seccional 6ta en un principio fueron cautos y dijeron que estaban investigando para determinar en qué circunstancias falleció. Sin embargo, en la mañana de ayer ya daban por hecho que había sufrido un infarto, mismo diagnóstico que arrojó la autopsia que le hicieron al cuerpo en la Morgue Judicial. Pero ni este último examen le cierra a la familia. "Ese día estuvo almorzando con nosotros y estaba re bien. En ningún momento se sintió mal, para nada. No sufría de nada y no estaba medicado", aseguró su hijo.
Trabajador de jornada completa, Díaz prácticamente residía en el camping, donde trabajaba desde hacía unos 17 años, según las cuentas que hizo la familia. "Prácticamente vivía ahí, hacía de todo, era el comodín que tenían. Lamento mucho que haya tenido que pasar su vida en ese camping de m…", lanzó Maximiliano, al borde del llanto.
Díaz tenía cuatro hijos y dos nietas, quienes ayer "estaban esperando que volviera", dijeron. El hombre, hincha de River, deja un vacío que se llena con el dolor de sus familiares, quienes deslizaron que están pensando en tomar acciones legales para terminar de esclarecer las causas.