Cuántas mujeres que rondan los 50, de niñas giraron una y otra vez, ilusionadas con ser La Mujer Maravilla. La heroína de la tele fue quien lanzó al estrellato a Lynda Carter, de quien un día no se supo más por estas latitudes. Es que en el mejor momento de su carrera, cerró la puerta de Los Angeles para dedicarse a su proyecto más importante, su familia. Modelo y cantante, muy joven debutó con su grupo musical, pero vio que esto de giras y trasnochadas no era para ella y saltó a las pasarelas, hasta convertirse en Miss Arizona y Miss World USA.

 

Pero sentirse "mujer objeto" y la competitividad del ambiente tampoco eran lo suyo. Apareció entonces la valiente y justiciera Diana Prince, que interpretó con rotundo éxito, pero… "Pasé mucho tiempo en sets de películas, y estoy agradecida por eso, pero no tenía mucha sustancia en mi vida" confesó a People. Lynda Jean Cordova Carter se abocó a su esposo abogado, a sus dos hijos y a causas que llenaban su corazón: luchar por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT; y a la lucha contra el cáncer de mama. Cuando los hijos se graduaron, retomó la música y la actuación, con la serenidad de la madurez.

 

Cuatro discos, shows agotados, participación en series como La ley y el orden, Smallville y Supergirl. Pero no todas fueron rosas: Reconoció que sufrió abuso durante su carrera -sólo dijo que el sujeto ya está denunciado por el movimiento Me too- y tuvo problemas con el alcohol, pero se repuso. Hoy, de cara a los 69 años (que cumplirá en julio), dice estar en paz y feliz con su vida.