Los gritos desgarradores de Abigail cubrían el respetuoso silencio de los curiosos y vecinos que miraban cómo bomberos terminaban de controlar los últimos restos de fuego en esa humilde casa que la mujer alquilaba con su marido para vivir con sus tres hijos en la Villa Muñoz, en Santa Lucía. Los gritos tenían una razón, dolorosa, inapelable: adentro de la casa, entre los escombros, yacía el cuerpo de uno de los tres hijos de Abigail Díaz y Jesús Galaz, Astrid, de 5 años, con síndrome de Down. ‘Estaba en cuclillas entre unos colchones’, describió luego el padre de familia.
Según fuentes policiales, el fuego fue sorpresivo y se inició alrededor de las 7,40 cuando la mujer con sus tres hijos dormía en esa casa de Joaquín V. González 1560 entre Chacabuco y Las Heras. Su marido había salido más temprano, a las 6.10, a cuidar autos porque con esas changas intenta mantener a su familia.
Fue el olor a humo lo que sacó de la cama a la mujer, que en el acto puso a salvo a los dos niños que dormían con ella, Lorenzo (7) y Zacarías (3). Cuando quiso volver por su hija, que gritaba en la habitación donde se inició el fuego, ya no pudo. Hasta se quemó las manos por intentar meterse, pero no hubo caso y terminó destruida, a los gritos en la vereda abrazada a sus dos chicos. Impotente de ver cómo las llamas destruían también todas sus cosas.
‘Estábamos todos alterados. Los gritos de la madre (Abigail) te ponían los pelos de punta. Nos dimos cuenta después de un rato porque no veíamos a la nena con ella, pero nunca imaginamos que estaba adentro‘, contó una vecina.
A los pocos minutos llegaron una dotación de Bomberos Voluntarios de Santa Lucía y otra del Cuartel Central junto con el personal de la Comisaria 29, que tuvo la tarea de vallar la zona y contener a la familia. En eso llegó también el papá de los niños.
Luego de 40 minutos de trabajo, lograron controlar el fuego. Y después siguieron en el lugar hasta el mediodía, ya con la presencia del juez subrogante en el Primer Juzgado Correccional, Eduardo Raed, quien dirigió la investigación en el lugar del hecho. De esa pesquisa surgió la primera y más fuerte hipótesis: todo se originó por un cortocircuito, indicaron.
Otro de los momentos más tensos fue cuando Policía Científica se dispuso a retirar el cuerpo de la niña. ‘No se la lleven, no se lleven a mi hija‘, decía la desconsolada madre, intentando interponerse en el camino de quienes trasladaban el cadáver a la morgue judicial, para que el médico determine con mayor precisión cuál fue la causa de muerte.
Desde Desarrollo Social y el municipio adelantaron ayer que se harán cargo del sepelio de la niña y asistirán en lo que necesiten a la humilde familia.
Fuego arrasador en el Lote Hogar I
Otra falla eléctrica, pero en la casa donde Susana Cruz (42) y su marido Guido Silva (52) viven con 5 de sus 9 hijos, un yerno y dos nietos en el Lote Hogar 1, en Chimbas, fue también devastada por las llamas. El domingo pasado Susana salió al hospital Marcial Quiroga para cuidar a su marido internado porque padece cáncer en los huesos. Y ayer comentó que a eso de las 10, había ocho personas en la casa cuando se escuchó una explosión y el fuego se apoderó de todo. Al punto de que la numerosa familia se quedó prácticamente con lo puesto: ardieron dos motos de 110cc que usaban su hijo y su yerno para hacer changas, tres televisores, tres roperos, seis camas, dos mesas, sillas, una computadora, mercadería, la ropa y el calzado de todos lo que viven en esa casa.