El párroco Daniel Beorchia Nigris, al frente de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.

 

Está comprobado que cada pueblo tiene su idiosincrasia y su cultura arraigada por décadas y por siglos. Por lo tanto la Villa de Calingasta no es la excepción. Hace ya tres años que la comunidad está de "estreno", con la nueva parroquia que lleva el nombre de Nuestra Señora del Carmen. Sin embargo, esa costumbre ancestral dice que la parroquia Jesús de la Nueva Esperanza, de Barreal, cuyo párroco es Eduardo Gutiérrez, es donde por décadas fue el centro de las actividades religiosas como las fechas especiales. Es por eso que hasta hace unos años, los fieles de la parroquia barrealina llegaban a la villa con todo "armado", para la celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen. Entonces, cuando ahora ya tienen parroquia propia en la villa, todavía la comunidad no asimila ese cambio tan beneficioso que significa tener un polo de atención espiritual católico. Es por eso que de alguna manera, "este tiempo es para misionar, para que el pueblo sienta ese sentido de pertenencia a la institución", cuenta el párroco Daniel Beorchia Nigris, quien está al frente de la parroquia. La creación de esta parroquia fue por una cuestión de distancias en kilómetros, que en los departamentos alejados se siente, y mucho.

"La comunidad no está acostumbrada a organizarse en instituciones. Más bien lo está a las grandes fiestas patronales una vez al año. En todas las capillitas se preparan para la gran fiesta, juntándose la comunidad". No se consigue gente por el momento para formar grupos como misioneros, Cáritas, Acción Católica, etc. Salvo el grupito de fierro de unas 15 personas que trabaja en la catequesis y que organiza todas las actividades vinculadas a la comunidad religiosa. Es decir que la parroquia está en plena etapa misionera, con el fin de predicar y convocar a la población de unos 3.000 habitantes. En este sentido, una de las advocaciones más populares es la Virgen de Andacollo, como también la Virgen del Carmen que lleva una tradición de siglos. Este verano vinieron a misionar desde Buenos Aires de la parroquia de San Vicnete, También de la Parroquia de la Medalla Milagrosa de Villa Marín. Además, las monjas Carmelitas de Misiones. Misionaron toda la zona desde Alto Calingasta hasta Villa Nueva, al Norte de la villa. Esto con la intención de formar grupos de oración y de a poco, que la gente se acostumbre a que hay parroquia en su comunidad y que pueden contar con ella en todo momento. Trabajamos para que la gente tenga una permanente comunicación con Dios en la vida cotidiana. Porque cuando la gente tiene la costumbre de comunicarse con Dios es cuando se comienza a mejorar las cosas. Primero en la persona, luego en la familia, en la tarea parroquial y en la comunidad. Es por eso que el sacerdote habla de que se está en plena etapa de misionar. Es que como bien lo dice, la comunidad no pasa por el mejor momento. También está afectada por la situación socioeconómica que golpea a todo el país. Hay falta de trabajo y lo poco que hay son planes, contratos en el gobierno y no mucho más. Es por eso que la búsqueda de Dios se hace primordial para comenzar a cambiar el rumbo personal y comunitario. A eso se apunta desde la nueva parroquia que tienen los calingastinos de la villa. 

Por José Correa
DIARIO DE CUYO