Juan Carlos Reynoso como tantos uniformados que tienen vocación de servir a la comunidad.

Hace ya casi cuarenta años, época de la dictadura militar, existía en San Juan una banda de delincuentes que como característica era "trabajar" o mejor dicho robar con los rostros cubiertos. "Los encapuchados" pasaron a nombrarse en la jerga popular. Con todos los riegos que implica cuando nos atacan estos antisociales, pues uno queda a todo tipo de consecuencia, hasta nuestra integridad física más allá del trauma psicológico que es pasar estos momentos. Los policías, muchas veces arriesgando sus vidas, están a cargo que este flagelo sea un poco menos trágico para personas y bienes materiales. Este recuerdo vale, pues un amigo, la pasó muy mal para defender a los perjudicados por el accionar de los delincuentes. Él creía que era el final de su vida, debido a la crueldad y alevosía con la que actuaron los delincuentes al huir, una vez perpetrado un robo en una familia que residía en Capital. Juan Carlos Reynoso, uniformado actuando en favor de la ciudadanía, tratando de evitar este robo, pero con muy poca suerte, ya que en la huida de los ladrones, fue herido de dos balazos que le implicaron varios años de recuperación. Es de casi todo los días ver por los medios televisivos como muchos servidores uniformados pierden sus vidas o quedan muy mal heridos, trastocando el futuro y expectativas de continuidad de vivir, de toda la familia. Hoy Juan Carlos, ya repuesto de aquel momento por lo que le tocó pasar, tranquilo y en familia, recuerda este episodio como se hubiera sido ayer, porque los 40 años que pasaron no borrarán de su mente lo acontecido en defensa de la ciudadanía. Pese a todo lo sucedido, Dios siempre da una oportunidad más. La vocación de servir y lealtad, lo renueva cada día de su vida, como a todos quienes trabajan con vocación de servicio a nuestra querida patria Argentina.

Por Leopoldo Mazuelos Corts
DNI 5.543.908