Las seis versiones del Peugeot 508 dejarán de pagar el 10%.

 

La baja de una franja de los impuestos internos a los autos va a generar una baja generalizada de precios en una amplia gama de productos: entre modelos y sus distintas versiones, son 150 los que van a pasar a costar entre 7% y 8% menos de lo que cotizan hoy en los salones de las concesionarias.

 

Hoy los impuestos internos gravan con un 10% a los autos y SUV cuyo precio al público oscila entre $520.000 y $1,1 millón. Eso hará a esos vehículos un poco menos caros, dentro de un mercado donde no existen los cero kilómetro baratos: en la Argentina, las gamas de “entrada” a cualquier marca comienzan arriba de los 12.000 dólares. Los cero kilómetro que hoy cuestan menos de 300.000 pesos son menos de 15. Y eso que si algo sobra en las concesionarias, es variedad.

 

BMW Serie I

 

Un trabajo de Franco Roland, economista de la consultora Abeceb, relevó una oferta de 861 modelos y versiones de autos, pick ups, utilitarios y SUV disponibles en las concesionarias del país, de los cuales 329 hoy son alcanzados por los impuestos internos, sumadas las franjas que pagan el 10% y las que pagan el 20%.

 

La eliminación de la primera franja, tal como propuso el Gobierno al Congreso, no sólo debería generar una baja generalizada. De hecho, algunas automotrices ya se adelantaron y están descontando a cuenta: Toyota prometió devolver en efectivo 7% del precio de venta a todos los clientes que hayan comprado vehículos alcanzados por el impuesto del 10%. La única condición que impuso su titular, Daniel Herrero, es esperar hasta la eliminación concreta del gravamen. Hay otras marcas, en especial las de alta gama, que están aplicando descuentos de 7% sobre los modelos afectados por el anuncio de la rebaja del impuesto. No lo anuncian a viva voz, sino que se lo ofrecen a sus clientes una vez que están sentados en la concesionaria.

 

Chevrolet Captiva

 

Un dato que al menos genera cierta confusión es por qué la baja será del 8% y no del 11%, que es el impacto real del impuesto sobre los precios. Roland dijo que, en su trabajo, relevó que casi todas las marcas no trasladaron completamente al precio el impacto del impuesto, para poder seguir vendiendo. “Por ese motivo, una vez que el impuesto sea eliminado, van a aplicar una rebaja equivalente a la suba que habían hecho”, agregó.

 

Un repaso de las marcas y modelos que podrían verse beneficiados por la baja (en orden alfabético) comienza con Alfa Romeo (dos versiones), Audi (casi todos los A3 y dos versiones del A4), BMW (toda la Serie 1 menos su versión tope de gama, la X1 y la Serie 2 menos la versión Cabriolet) y versiones de las Chevrolet Captiva y Trade Blazer.

 

Ford Kuga

 

Otros modelos: toda la gama de Citroën C4 Picasso, sus primas DS3 y DS4, los Ford Kuga, S-Max y Mondeo, las versiones más caras del Honda Civic, versión “full” de la bonaerense Honda HRV y toda la gama de la CRV que llega a fin de año. En Hyundai hay varios modelos que hoy pagan 10% de impuesto y se verían beneficiados por la baja: Creta, Tucson, i30 y dos versiones de la Santa Fe. También bajarían los Jeep Renegade, cuatro versiones del Compass y otras cuatro del Wrangler. Otra que tiene muchos modelos en esa franja es Mercedes-Benz, desde las versiones para pasajeros de la Vito nacional, pasando por la gama de Clase A, Clase B, tres versiones del Clase C y una del GLA.

 

Sigue la lista: todos los Mini, el Peugeot 408 tope de gama, el RSZ y los 3008, 508 y 5008. Toyota tiene afectada por el 10% a su SUV nacional SW4 y los importados Camry, Prius, una versión del Corolla y la nueva Innova. A Renault la baja le pega al Megane III y en Volkswagen afecta a versiones del Golf, al New Beetle, una versión del Passat, al Vento y al Sirocco. También al Volvo V40.

 

Mercedes Benz Clase C

 

Otras 25 versiones, la mayoría de producción nacional, están en el límite del impuesto: en principio, desde las automotrices aseguran que si bien vinieron “pisando” aumentos de los precios de esos modelos, no habrá una suba generalizada. “Si aumentamos, ese modelo quedaría descolocado frente a los que bajan”, admitió el vocero de una automotriz líder. “Pero tampoco vamos a rebajar aquellos autos que importamos con impuesto. Primero habrá que ‘limpiar’ ese stock”, agregó.

 

El “timing” de esta baja anunciada y aún no concretada generó un nerviosismo generalizado incluso entre funcionarios del Gobierno que dan por sentado que una dilación del proyecto podría frenar las ventas. En ese escenario, fuentes oficiales dejaron trascender que el Poder Ejecutivo podría por decreto bajar a cero la primera alícuota del impuesto si el proyecto no es sancionado antes del 31 de diciembre.

 

Hoy los impuestos internos gravan con un 10% a los autos y SUV que tienen un precio mayorista de más de 380.000 pesos, hasta $800.000. El “precio mayorista” es el precio salido de fábrica, al cual hay que agregarle el margen de comisión (variable) de la concesionaria y el 21% de IVA. En los hechos, el impuesto del 10% hoy cae sobre modelos cuyo precio de lista oscila entre 520.000 /540.000 pesos, hasta la frontera de $1,1 millones.

 

Renault Megane

 

Hay una segunda franja, del 20%, que penaliza los vehículos de más de $800.000 (por arriba de $1,1 millones en su precio de lista). Este gravamen existe desde hace décadas, pero se puso particularmente álgido a partir de 2014, cuando el entonces ministro Axel Kiciloff quiso penalizar la importación de autos de alta gama subiendo los impuestos con tasas de entre 35% y 50%, que en su momento llegaron a encarecer el precio al público entre 50% y 100%.

 

El Gobierno, cuando asumió en diciembre de 2015, no eliminó esos impuestos, sino que rebajó las alícuotas a las escalas actuales. Ahora el proyecto de reforma impositiva que el ministro Nicolás Dujovne envió al Congreso contempla la eliminación completa de la primera franja de los impuestos a los autos, que es de un 10% nominal y un 11,1% de efecto real sobre el precio de lista.

 

Para los vehículos que hoy tienen un precio mayorista superior a 800.000 pesos, seguirá vigente la alícuota de 20%.

 

Según Roland, la aplicación de ese impuesto “sumó numerosas distorsiones al mercado de vehículos 0 km sin un correlato en la recaudación impositiva”. El analista hizo un recorrido histórico por las listas de precios y concluyó que el “logro” de los impuestos internos fue hacer más baratos los autos medianos que estaban al borde del impuesto. Pero se trató de un juego de suma cero: los puntos de margen comercial que se les quitaron a los medianos se los cargaron a los autos más chicos, que estaban lejos de ser alcanzados por el impuesto.