Los meteorólogos concuerdan: la ola de calor que azota desde hace días a Europa es poco común. Los franceses, italianos y españoles que no encuentran alivio para el calor sofocante ya le han puesto un nombre más que adecuado al fenómeno: lo llaman "Lucifer".
 

 

La canícula hizo que las temperaturas alcanzaran niveles récord durante varios días, con un saldo de al menos dos muertos, incendios y malhumor generalizado entre la población. En Francia, la gente acude a las fuentes ornamentales de la ciudad para refrescarse un poco o sumergirse directamente. En Belgrado los grupos defensores de los derechos de los animales hicieron un llamado a la ciudadanía para que dejen recipientes con agua frente a los edificios para los perros callejeros, sobre todo cerca de los parques públicos.
 

Durante este verano boreal, las altas temperaturas también castigaron a regiones de Estados Unidos y a países de Asia, como Paquistán, donde la canícula de este año también llevó a la gente a hablar de un "infierno en la tierra". Los expertos dicen que todo es parte de una misma tendencia: los veranos en general son cada vez más calurosos.
 

En muchas partes de Europa, el verano es sinónimo de inicio de una temporada peligrosamente seca. En junio, en Portugal, un incendio forestal arrasador se cobró la vida de muchas personas y obligó a muchas otras a abandonar sus hogares. Y en julio, los fuegos obligaron a evacuar a más de 20.000 personas en el sur de Francia. El viernes por la mañana, un incendio en la isla griega de Kythira produjo cortes de electricidad y obligó a evacuar a la población.