Fue una rueda con mucho vértigo para las valuaciones financieras en la Argentina, en buena medida contaminada por la política y las interpretaciones que hacen los fondos de inversión sobre los eventuales pasos que se darán para el cumplimiento de los voluminosos vencimientos de deuda pública de este año, en mayor parte en moneda extranjera.
El disparador fue la declaración del ministro de Economía Martín Guzmán, quien aseguró que el Gobierno nacional no evalúa un auxilio financiero para que la provincia de Buenos Aires pueda enfrentar los pagos de deuda para el mes de enero, por unos 571 millones de dólares.
El impacto inicial fue de fuertes bajas: en el exterior, un bono provincial, el BP21 que paga renta el 26 de enero próximo, llegó a caer 12 por ciento. La jornada financiera finalizó negativa, aunque con pérdidas menos considerables de lo que podía suponerse a primera hora.
El bono en cuestión es el BP21, que llegó a bajar 10% en el exterior, aunque concluyó estabilizado a USD 66 por lámina de USD 100, según informó Reuters.
La peor parte se la llevó el el bono Provincia de Buenos Aires 2035 (BPLDD), un título en moneda norteamericana bajo legislación local, que descontó un 6,8%, a 41 dólares. Este mismo título en pesos cayó 1,5%, como consecuencia de la suba del dólar implícito en esta operatoria, el “contado con liquidación”.
El bono PBY22, en pesos y vencimiento 2022, perdió 3,3%, a 73 pesos, después de haber marcado un declive de 8% al promediar la jornada. En tanto, el bono en dólares PBA25, que llegó a caer 9% por la mañana, a $58, restó al cierre un 2% a 62 pesos.
Sin embargo, el efecto nocivo para los precios fue más allá de los títulos bonaerenses. También cayeron los bonos nacionales y varios de los provinciales, al advertirse que un posible default de la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito del país detrás del estado nacional, podría ser un caso testigo para anticipar la futura solvencia del resto. Un bono de la provincia de Córdoba en dólares (CO26D) cayó 2,6%, un título emitido por Chubut (PUM21) resignó 2,3% en la Bolsa de Comercio porteña.
Nery Persichini, gerente de Inversiones de GMA Capital, describió “un primer comportamiento del mercado que fue un golpe muy fuerte de toda la curva de bonos con legislación de Nueva York, tanto de la Provincia como soberanos, que cedían en promedio 2%, mientras que el bonaerense BP21 llegó a acusar un golpe inmediato de 12% abajo”
“Obviamente que la información nueva de la Provincia de Buenos Aires afectó los precios, aunque con el correr de las horas, la salida de bonos se fue descomprimiendo y terminaron planos, acotándose la baja a algunas emisiones”, añadió Persichini a Infobae.
Para el experto de GMA Capital, “la pauta que pudo haber cambiado el ánimo es que en el exterior están demandando bonos. A la corrección intradiaria la asociaría a movimientos iniciales exagerados. Y que el mercado puede entender que este tipo de diálogo entre Nación y provincia de Buenos Aires va a terminar en un salvataje para eludir un incumplimiento o, eventualmente, que la Provincia va a arreglar con los acreedores reperfilando los vencimientos y eso no va afectar el curso de la negociación de la deuda soberana”.
Según cálculos del economista Pablo Guidotti, el peso de la provincia de Buenos Aires a nivel nacional es muy significativo: representa el 40% en el PBI nacional, aunque su ratio de deuda/PBI es bajo, apenas 7,5%, cuando a nivel nacional alcanza el 80 por ciento. En tanto, el vencimiento de enero representa tan solo el 0,15% del PBI provincial. “Si hay default es solo por motivos ideológicos”, consideró Guidotti.
Para Jorge Vasconcelos, economista del IERAL de la Fundación Mediterránea, “el gasto público fuera de escala, los déficits fiscales recurrentes, los cepos y el endeudamiento como instrumento de financiación, constituyen un combo que en la Argentina reconoce un común denominador: la falta de desarrollo sustentable por un tiempo prolongado. La dificultad para crecer es la que llevó a distintos gobiernos a la búsqueda de atajos, siendo el endeudamiento uno de ellos. Esa es la verdadera relación de causalidad entre crecimiento y deuda, y no a la inversa”.
“Por ende, un arreglo razonable con los acreedores en este 2020 es una condición necesaria, pero de ningún modo suficiente, para lograr que la economía pueda encarrilarse en un horizonte de mediano y largo plazo”, añadió Vasconcelos.
La rueda volátil fue una muestra clara de lo que le esperará en el primer semestre a los mercados domésticos, sometidos a estrés y obligados a navegar “aguas turbulentas” hasta que se concreten las señales políticas.
En ese aspecto, el caso bonaerense no debe eclipsar lo dicho por el presidente Alberto Fernández, quien puso al 31 de marzo es la fecha límite para renegociar la deuda soberana, cuyos vencimientos se concentran en el primer semestre de 2020, lo que haría ineludible una reestructuración.
“El Gobierno tomó por el camino más difícil en materia de manejo de la deuda doméstica denominada en moneda local. La gestión de Fernández decidió buscar la normalización de la curva en pesos ‘apostando’ a un rollover (prórroga) genuino del mercado basado en la restauración de la confianza”, indicó un reporte de la consultora Delphos Investment.
El Riesgo País de Argentina, medido por el banco JP Morgan, llegó a subir más de 2% al mediodía, por encima de los 1.860 enteros, para estabilizarse al cierre de la operatoria en los 1.828 puntos básicos. Los títulos públicos promediaron una baja de 0,3% en el Mercado Abierto Electrónico (MAE).
“Recomendamos cerrar la mayoría de las posiciones de bonos en dólares luego del excelente desempeño de los últimos meses. A su vez, la evolución de las condiciones monetarias amerita reducir la exposición a moneda local”, resumió un informe del Grupo SBS.
Los ADR acusaron el impacto de los números rojos para la deuda pública. Los papeles de los bancos -con bonos en cartera- que se negocian en las bolsas de Nueva York registraron una pérdida de 4% en dólares.
Asimismo, las acciones argentinas experimentaron una baja de 1,7% en su promedio en pesos, con un S&P Merval que terminó en los 42.017 puntos, mientras que el dólar estuvo más demandado, lo que forzó un alza de 13 centavos en el mercado mayorista, a $59,95, a pesar de las ventas del Banco Central por unos 60 millones de dólares.
El ascenso del dólar en Brasil, donde ganó 1%, a 4,13 reales, incidió en la operatoria local, lo que demostró que aún con un férreo control de cambios, la plaza no está aislada ni blindada a las presiones alcistas.
Como ejemplo, basta ver lo que pasó con las cotizaciones alternativas para el dólar, como las paridades bursátiles derivadas de la compraventa de activos que cotizan tanto en pesos como en dólares. El “contado con liquidación”, verdadera medida del tipo de cambio que valúa el mercado, alcanzó este lunes los $80,59, el valor más alto desde el 28 de octubre.