Viajaron 50 años al pasado y conocieron cómo era su pueblo

El atardecer siempre es el mismo en ese punto del desierto. Pasa la gente, cambia la fisonomía del poblado y hasta las costumbres, pero la puesta del Sol guarda el encanto que tenía hace casi cincuenta años. Esto es lo que pudieron ver los habitantes de Bermejo cuando, en medio de sensaciones encontradas, observaron la proyección de un documental que hizo el sanjuanino Ricardo Levinton en 1971 y que durante décadas permaneció guardado. Lo que sucedió el viernes pasado fue como cerrar un círculo que se abrió hace medio siglo. Muchos de los protagonistas de la filmación ya no están en el pueblo o murieron, pero todos reconocieron a los personajes cuando los vieron en la pantalla gigante que se montó al costado de la escuela de Bermejo.

Fue mucho más que una función de cine. Los bermejinos se reencontraron con su pasado. Descubrieron familiares y vecinos que aparecieron en la filmación que hizo Levinton y que luego fue bien criticada en Francia, donde reside actualmente. El historiador Edgardo Mendoza se convirtió en un relator de lujo (el documental no tiene audio). Fue narrando desde las costumbres de esa época hasta los detalles ínfimos de esta joya fílmica. “Esta es una historia de amistad”, comenzó diciendo Mendoza, al referirse a su amigo Levinton y los lazos que tejió con la gente del pueblo. Mientras que la gente, que estaba sentada en el centro del playón de la escuela observando la pantalla que montaron al lado del gigantesco tanque de agua, no dejó de hablar durante los minutos que duró la proyección. Fue como juntarse a tomar mate y descubrir que en esas imágenes añosas había rostros conocidos. +Ahí está doña Betzabel+, dijeron unas mujeres, mientras que desde el otro extremo reconocieron al niño de rulos rubios: “Seguro ese es el Hugo Malla”, “Mirá, también sale Aurelio Cuello”, dijo un bermejino que estaba apostado en primera fila. El partido de fútbol que forma parte de una de las escenas de la filmación, también causó conmoción. Sin embargo, las imágenes del tren en plena acción y de la estación de Bermejo fueron las que lanzaron casi un lamento colectivo.

Lo que vivieron los habitantes de este pueblo, que saltó a la fama por ser centro de devoción de San Expedito, con la proyección del documental, no tuvo precedente. Por primera vez ellos fueron los únicos protagonistas. Se sintieron parte de la historia. Aunque por momentos lamentaron haber perdido tantas tradiciones. “Mirá qué mucho trabajaban las mujeres de antes”, dijo una chica. Es que a través del documental, los pobladores revivieron los tiempos duros por la falta de agua, por la falta de caminos y hasta la falta de asistencia sanitaria.

La proyección del viernes sirvió de excusa para que la gente se vistiera de fiesta. Y esta vez no fue por las patronales de San Expedito. Fue para conocer más sobre el pasado de su tierra. Muchos de ellos ya habían tenido la oportunidad de ver el documental cuando DIARIO DE CUYO publicó el video hace un par de meses. “Lo vi cuando sacaron la nota en el diario. Me emocioné de saber que se había realizado en la casa de mi abuelo, Wenseslao Herrera”, dijo Marcela Arce. 

La idea de llevar el documental al pueblo fue de Edgardo Mendoza, amigo de la juventud de Ricardo Levinton y responsable de difundir el material en la provincia. Se contó con el apoyo de la Municipalidad de Caucete.