Sin contemplar una serie de prioridades que se están planteando a nivel educativo desde que se reanudaron las actividades presenciales en las escuelas secundarias tras la pandemia del covid-19, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires acaba de anunciar un programa por el que prevé otorgar viajes de egresados gratis a una población estudiantil integrada por unos 220.000 alumnos de establecimientos públicos y privados que no pudieron concretar estas salidas. La iniciativa, más allá de ser auspiciosa respecto a la necesidad que tiene mucha gente de esparcimiento y recreación tras el encierro que determinó la pandemia, no ha tenido en cuenta que hay otras numerosas prioridades en materia educativa que es necesario ir afrontando antes de destinar cuantiosos recursos a un requerimiento que puede canalizarse de otra forma. El otorgamiento de becas para alumnos destacados pertenecientes a familias de bajos recursos; ayuda para la compra de materiales didácticos y tecnológicos que cada vez se requieren más en educación; ayudas para asegurar el transporte de los escolares a sus respectivos establecimientos educativos y la asistencia para la adquisición de indumentaria, son algunas de las prioridades que sobresalen por sobre un viaje de egresados.
También hay otras necesidades que desde el ámbito educativo debería tratar de subsanarse consistente en proporcionar a los estudiantes un buen servicio de salud que incluya la necesidad de una buena alimentación y de la atención permanente que garantice el desarrollo físico y psíquico de los chicos.
Si bien el programa anunciado por Kicillof va más allá de lo estrictamente estudiantil, ya que prevé también ser un estímulo para la actividad turística -otros de los sectores más duramente golpeados por el covid-19-, hay que tener en cuenta que existen otras formas de ayudarlo, con una política de reducción de impuestos, entre otras facilidades, que sirvan realmente de aliciente para el sector y que se sostenga en el tiempo para darle tiempo a su auténtica recuperación.
No podemos decir que a los chicos no les vendrá bien concretar el ansiado viaje de fin de estudios o de egresados, pero tampoco podemos admitir que por una acción que puede llegar a tener solapadas intensiones electoralistas se haga creer que con esta iniciativa se solucionan los problemas educativos que subsisten y que, incluso, se han agravado desde el retroceso que está provocando la pandemia.