Tremenda sorpresa se llevaron varios transeúntes que divisaron sorprendidos, incluso a lo lejos, el larguísimo cuello de un Diplodocus que, moviéndose y emitiendo extraños sonidos, merodeaba por las inmediaciones del Conte Grand, mientras otros eran testigos de cómo varios hombres trataban de sujetarlo por las patas, esquivando las de un poderoso Tiranosaurio Rex. A su lado, un enorme mamut también hacía de las suyas, quitándole el aliento a ciudadanos que miraban atónitos a estas criaturas que volvieron en manada dispuestas a reinar en el verano sanjuanino.
¡Pero que no cunda el pánico! Es que si bien se los ve moverse y se escuchan, y aunque Susana no lo pueda creer, claramente no están “vivos”. Se trata de los animatronics de “Living Dinosaurs”, la muestra que inauguró en el Centro Cultural Conte Grand, y que no sólo reúne un impactante muestrario de “dinoespecies” de diferentes tamaños, sino los ejemplares más conocidos de La era del hielo (mamuts, tigres dientes de sable, perezosos gigantes y otros) y como si fuera poco, también dragones; la mayoría de los cuales están animados.
Desde afuera, donde están ubicados los de mayor tamaño, los espectadores ya empiezan a compenetrarse con la temática, que continúa a través de un recorrido dentro del edificio, con ambientaciones, explicaciones y otros objetos alusivos armados para entretener y aprender.
“Es una exposición impresionante, que ha recorrido todo el mundo y ahora viene de Chile. Son más de 20 animales que traen un sistema de animación hecho en Oriente”, comentó Ariel Videla, el productor local que a fines del 2015 trajo la exitosa “Bodies” (sobre el cuerpo humano).
La exposición está abierta al público y se extenderá hasta fines de enero. Puede visitarse todos los días, de 19 a 0 hs. La entrada general cuesta $80 (niños y adultos) y $100 los fines de semana; y hay un pack familiar de $300 para cuatro personas (pasa a pág. 28).
Megamuestra
Cinco camiones llegaron a San Juan con los elementos de esta exposición que, proveniente de Chile, ha recorrido varios países del mundo. Unas 20 personas fueron las encargadas de armar las corporizaciones y sus escenarios, tarea que demandó largas horas durante más de una semana.