Señor director:

Quizás podría decirse que el viento zonda del viernes pasado, sumado al viento Sur de la tarde, fue común. Pero ayer, "me cayó la ficha" como se dice en el lenguaje habitual. Vivo en el Barrio Kennedy, en Santa Lucía. Dos grandes gajos de moreras, se desgarraron del árbol del cual formaron parte. Quise sacarlos porque cayeron en la puerta de casa. Cuando miré el desgarro de la gran rama observo miles de hormigas negras en el interior. Por dentro la madera estaba de color marrón, es decir, seco. Pude tocar y algo de sabia le quedaba a esa rama que se desunió al resto del árbol. Podría decir que es culpa de mi familia no haber regado de manera conveniente ese como los demás árboles que están en el frente. Pero en mi defensa digo que no podemos regar los árboles porque está prohibido hacerlo, más aún con agua potable. Sin embargo, al ver esta situación, me di cuenta de que son muchos los árboles enfermos. Y, esto porque las acequias están siempre secas. No circula agua de regadío, ya hacen décadas. Yo le pregunto a las autoridades correspondientes, qué esperan para darle importancia al riego y cuidado de la arboleda pública. Cuando todos los árboles se enfermen y se sequen, ¿cuáles serán las respuestas, a quiénes les echarán la culpa? ¿Quizás a la pandemia?

 

Fátima Videlini
DNI 17.289.305