En los últimos años el vino blanco ha pasado de ser un ‘vino menor‘ a presentar el mayor incremento de consumo en todo el planeta.

¿Por qué se ha disparado el consumo de vino blanco en los últimos años? Varias son las características que tanto gustan a los consumidores de todo el planeta. Una de las ventajas del vino blanco, frente al tinto, es que le permite estar presente en casi cualquier situación. Y, aunque se trata de algo probablemente psicosomático no existe ningún motivo para hacer lo mismo con un vino tinto- lo cierto es que el vino blanco, en este sentido, se parece más a la cerveza, y es mucho menos restrictivo que el tinto en cuanto a su consumo. Tanto es así, que en los últimos años el vino blanco ha pasado de ser un ‘vino menor‘ a presentar el mayor incremento de consumo en todo el planeta. Especialistas del Portal Vinetur, la revista digital del vino, señalan que en España la demanda de vino blanco es actualmente superior a la de vino tinto, tal es así, que denominaciones de origen tradicionalmente ‘tintas‘ como Rioja, se han volcado en una campaña para que las bodegas produzcan blancos y puedan hacer frente a esta gran demanda comercial. En Argentina esta tendencia, junto al vino rosado, se ha marcado pero no tan explosiva como en Europa. Algunos hablan que de cada 10 botellas consumidas, 2 o 3 son solo de blancos. En el imaginario colectivo el vino blanco perdió funcionalidad. ‘El vino quedó ligado a la comida, y la comida quedó ligada al tinto‘. Para sacar de este sitio a los blancos, algunas empresas han empezado a reaccionar, como una publicidad reciente de un gran grupo de vinos que señala en su publicidad ‘Tomáte un blanco bien frío‘.

 

¿Volver al vino con soda?

 

Años atrás, lo usual en Argentina era tomar vino con soda, tanto tinto como blanco. Los abuelos lo tomaban por la tarde o por la mañana, cuando el calor arreciaba, como bebida refrescante. Esta costumbre le daba al vino blanco mayor funcionalidad. ‘Sin embargo, en Argentina se aplicó el concepto a vinos de baja gama y ahora no se bebe con soda, está prohibido y es ‘pecado’ diluir el vino‘. Pero el intenso calor del verano ha modificado la elección del consumidor a la hora de tomar “vino fresco”. Y el blanco es muy preferido por las mujeres. Te puedes tomar un vino blanco en cualquier momento, sólo sin comida, con comidas fuertes, con carne y pescado, con guisos y ensaladas, con los aperitivos, con el postre, en los cócteles, en las fiestas, en días calurosos, en días fríos, en una cita romántica, en navidades…

Muchos son los factores que inciden en esta versatilidad del blanco, sus sabores delicados, su suave acidez o su capacidad para servirse a diferentes temperaturas, son algunos de estos motivos. En cuanto a la temperatura, aunque el vino blanco se suele servir fresco no helado- también es cierto que cada vez más se diseñan vinos blancos que permiten temperaturas de consumo más elevadas, próximas a los tintos, que permiten disfrutar de nuevos sabores y armonías culinarias.

En todo caso, lo que nunca se debe hacer es servir el vino blanco demasiado frío. En general, la mayoría de blancos no debe bajar de los 6-8 ºC, si son espumosos se puede enfriar un par de grados más. Muchos sirven los vinos blancos demasiado fríos lo que provoca que la boca pierda sensibilidad y se pierdan sabores. Además el frío evita la volatilización de sustancias y por tanto el vino muy frío perderá también aromas o simplemente no olerá a nada. Si eres de los que le gusta tomar el vino blanco muy frío, te proponemos que trates de probarlo un poco menos frío en algún momento, te apuesto a que descubrirás que tiene más sabor de lo que pensabas. Por otro lado, la clasificación de los vinos blancos es otro de los factores de su gran versatilidad. Podemos encontrarnos con un vino blanco tranquilo seco, pero también con un blanco espumoso dulce, algo difícil de ver en los tintos.
 

Categorías y edad

 

Los vinos blancos se suelen dividir en dos categorías principales: por sus burbujas y por su azúcar. Los vinos blancos tranquilos son aquellos que no tienen burbujas, es decir que no presentan gas carbónico. Cabe destacar que algunos vinos tranquilos presentan pequeñas burbujas prácticamente inapreciables, producto de pequeñas fermentaciones en botella, sin que ello les haga perder la condición de vinos tranquilos. 

Si los vinos tienen burbujas, es decir presencia de gas carbónico, como el Champagne, el Cava o el Prosseco, hablamos entonces de vinos blancos espumosos. 

En cuanto al azúcar, los vinos tranquilos se pueden clasificar en ’secos’, si tienen una baja concentración de azúcar con menos de 5 gramos por litro, luego le siguen los ’semidulces’, con menos de 50 gramos/litro de azúcar, y los vinos blancos ’dulces’ con más de 50 gramos de azúcar. Si se trata de vinos espumoso, la clasificación del azúcar presente en el vino presenta algunas diferencias. Así, se denomina ’brut nature’ a los espumosos con muy pocos gramos de azúcar por litro, le sigue el ’extra brut, el ’brut , el demisec y el vino espumoso blanco ’dulce’ que presenta concentraciones superiores a los 50 gramos de azúcar por litro. 

Por la edad del vino blanco tenemos: Los ’vinos jóvenes’, que es aquel vino ligero y fresco se denomina fresco porque presenta una mayor acidez . Directamente se embotellan una vez acabados. Los vinos ’blancos con crianza’ que, tras acabarse, permanecen en los depósitos un tiempo variable desde algunos meses hasta años- en función del tipo de vino que se quiere sacar al mercado. Los vinos ’blancos con crianza en barricas’ que son aquellos que, al igual que los anteriores, se comenten a envejecimiento pero en barricas de madera que además de aportar las características propias de la maduración añaden los matices de la madera que aporta sabores propios al vino. Son vinos cada vez más demandados que ofrecen matices complejos y por tanto una versatilidad en cuanto al maridaje muy amplia.