El juez de Garantías Matías Parrón aplicó ayer 30 días de prisión preventiva a los dos acusados de haber violado a una chica de 17 años en estado de ebriedad el último viernes en la tarde en San Martín. Y le dio 6 meses de plazo a la Fiscalía para investigar ese caso, que por ahora es polémico. El fiscal de la UFI Anivi Roberto Mallea y la ayudante fiscal Andrea Insegna sostuvieron que la menor había sido violada por su propio cuñado de 27 años y por Roberto Flores (36) en medio de una reunión en la casa de ese familiar, en la que no faltó el alcohol.
Según Fiscalía, aquel viernes la niña fue a la casa de su hermana y no la encontró porque estaba de viaje. Y se integró a la reunión de su cuñado, un hermano de este y Flores, que derivó en un ataque sexual, pues eso dijo la niña cuando la encontraron al anochecer en la calle, descalza, llena de tierra y golpeada.
El cuñado de la chica (no identificado para preservar a la menor) no dio su versión por consejo de su defensor oficial Alejandro Martín García.
Pero Flores (defendido por Marcelo Fernández y Franco Montes) sí habló. Dijo que ese viernes trabajó con el otro imputado y su hermano (que son sus empleados) en una obra del municipio de San Martín, sólo hasta el mediodía. Entonces los hermanos se fueron y él se quedó a cobrar para pagarles la quincena.
Cuando fue a llevarles el dinero los encontró bebiendo y se topó con esa menor con la que hace una semana cortó una relación sentimental, porque prefería cuidar el vínculo con su familia. Según Flores, eso no le cayó bien a la jovencita, pues le anticipó por teléfono que iba a suicidarse.
En un momento de aquella tarde, alrededor de las 19, se fue de la casa de los hermanos y en una estación de servicio donde paró para echarle agua a su auto, uno de los empleados le hizo notar un teléfono en el parabrisas. Cuando volvió a entregárselo a los hermanos porque no sabía de quién era, se topó con la chica en pleno escape y con su cuñado persiguiéndola: "Me dijo que quería matarse", le aseguró el cuñado.
De que lo habían acusado de violación -precisó Flores- se enteró al otro día. Esa información con el agregado de la posible pena que podría recibir (entre 6 y 15 años) y que su familia supiera del romance, lo alteró tanto que se fue hasta la zona del basurero municipal, "pero no a suicidarme", dijo ayer.
Aquella noche, un vecino que vio a la chica en pésimo estado llamó a su hermano, y este avisó a la Policía. Esos uniformados la encontraron descalza, ebria y con tierra. Ante ellos y ante su hermano apuntó luego a su cuñado y Flores por haberla golpeado y violado.
El punto no menor polémico del caso es que a pesar de esa versión, el médico detectó lesiones en su cuerpo, pero no en sus genitales.
Y ese fue uno de los puntos por los que las defensas pidieron ayer la libertad de ambos acusados.
Es más, los defensores de Flores aseguraron que ya denunciaron amenazas a la esposa de su cliente y pedirán agregar otras pruebas de que la niña no dice la verdad y que la violación no existió.
En los próximos días contará cómo ocurrieron los hechos con el sistema de Cámara Gesell. Ese relato y el resultado de un cotejo de ADN con muestras extraídas de la menor y de los acusados, son claves para los imputados.