Los últimos episodios de violencia escolar han conmovido a la provincia, a la vez que generan preocupación a poco más de dos meses de clases. Un grupo de expertos fue consultado por este diario y entre las distintas miradas mayoritariamente se desprende que identificaron una escalada de casos y que además de las acciones que Educación ya está desarrollando en las instituciones escolares, es momento de poner la lupa en el rol de los padres y la familia.
El Ministerio de Educación informó que Gabinetes Interdisciplinarios ya intervino en más de 300 situaciones desde que comenzó el ciclo lectivo 2022; y la semana pasada generaron impacto videos de alumnos y hasta padres agrediéndose.
Cuatro referentes analizaron la situación y brindaron sus respuestas a preguntas en común.
1) ¿A qué atribuye la serie de casos de violencia escolar que se viene dando desde el inicio del ciclo lectivo?
2) ¿Cree que estamos ante una espiral de casos o se trata de una coincidencia temporal?
3) ¿Qué acciones considera claves para prevenir y/o bajar los actos de violencia escolar, además de los talleres que ya desarrollan?
SILVANA BONIL – PSICÓLOGA
- Entre los diferentes aspectos a analizar hay algo que no podemos olvidar y es que estuvimos en confinamiento y eso ha tenido un claro impacto en nuestra manera de relacionarnos. Cuando volvimos hicimos como si nada hubiese pasado, como si todo fuese como antes y en realidad nada es como era, por ende debemos aprender a crear nuestra nueva normalidad.
- Se va espiralando, porque en la medida que no podemos contener el primer episodio aparece otro y ese le da paso a otro. Hay que pensar estrategias para gestionar la agresión y que no se transforme en violencia física.
- Para tomar una acción primero debemos hacer un diagnostico. Y en un contexto donde todos estamos vulnerables, es importate desarrollar los recursos resilientes que tenemos; pero a la vez enfocarse tanto en los contenidos para adolescentes y niños como en los espacios para poder contener a los padres dentro de la institución escolar.
FEDERICO GARCÍA – PSICOPEDAGOGO
- Hay una multicausalidad, incluso antes de este inicio de ciclo lectivo. Podemos verlo desde mediados de 2021, donde los adolescentes venían de burbujas diferentes. En la etapa de adolescencia hay como ciertos roces, que tienen que ver con la seguridad en sí mismos, el autoconcepto, la autoestima y demás. Las causas también están vinculadas al acoso en redes, a la competencia por los likes, al descontento y represión de emociones.
- La accesibilidad a los dispositivos es un factor de efecto dominó. De un caso de violencia salen otros y entonces se filman y los videos se viralizan. Se da además que muchos chicos siguen a influencers que suelen hacer apología de este tipo de cosas.
- Desde hace unos años, en 25 de Mayo llevo adelante una escuela para padres dentro de las instituciones. Reflexionamos y generamos herramientas para los adultos porque muchas veces los padres no saben cómo abordar situaciones; incluso la violencia suele venir desde casa. Las escuelas deben trabajar codo a codo con las familias, con enfoques desde la educación emocional y desde la neuroeducación.
LAURA PLATERO – GABINETES INTERDISCIPLINARIOS
- Es probable que la pandemia haya dejado en los chicos dificultad en el manejo de las propias emociones, por la falta o disminución de los vínculos con sus pares, que son los que ayudan al desarrollo de la propia personalidad. Además, hay llamados de atención, cambios de conducta e inestabilidad emocional. La autoestima baja y falta de confianza en sí mismos generan situaciones de violencia.
- Considero que se trata de coincidencias en estos últimos días. Pero si las peleas son aprobadas por sus pares entonces pueden generar nuevas violencias.
- Hay que hacer un trabajo muy profundo en el seno de las familias. Necesitamos más diálogo y una escucha verdadera, como también modelos de acciones con valores de respeto a sí mismo y al otro.
JOSÉ MARÍA CARELLI – SOCIÓLOGO
- Mientras las formas de violencia avanzan en lo social, los diferentes grupos la van asimilando con sus diferentes posibilidades de neutralizarla. No podemos aislar la violencia social de la escolar, pero son justamente los nuevos agentes (estudiantes) más permeables a los cambios en los códigos de convivencia social, que paulatinamente se están volviendo más violentos.
- Es posible que la violencia no se percibió en años anteriores por la particularidad de distanciamiento social. Lo que podríamos estar percibiendo es una actualización acelerada de la puesta en sintonía entre las lógicas de violencia social y la escolar, que sería una manifestación más de la primera.
- Las acciones que realmente pueden modificar esto deberían implementarse a nivel escolar y social. Es posible que la escuela necesite mayores niveles de autonomía y capacidad instituyente, sin esto es imposible demandarle a la escuela que solucione problemas puntuales. Pero además, me permito ensayar y plantear una paradoja: le estamos pidiendo a la escuela algo distinto a lo que demandamos en los últimos tiempos. Generalmente demandamos a la escuela que se adapte a lo que sucede en la sociedad, ahora le pedimos lo contrario. Sólo una profesionalización en el funcionamiento educativo nos podría brindar una institución sólida capaz de atender las demandas y conflictos sociales.