"Yo no hice nada, nunca la toqué, que me hagan un ADN", dijo el 16 de marzo pasado David Jesús Olivera (36 años) en la audiencia en la que, formalmente, empezaba a ser investigado por haber violado a la novia de 17 años de su sobrino. En esa audiencia, se pretendía que acordara un proceso abreviado, pues ya existía el convencimiento de que había delinquido. Pero como no quiso, se ordenó un ADN con las pruebas ya recabadas y el cotejo reveló que habían fluidos suyos en los genitales de la menor. Ayer, resignado, aceptó que cometió el delito y el juez Juan Gabriel Meglioli lo condenó a 8 años y 6 meses de cárcel, tal como habían acordado el fiscal Duilio Ejarque de la UFI ANIVI y el ayudante fiscal Rodrigo Cabral, con el imputado y su defensora Carla Manini.
La violación ocurrió en la siesta del 16 de enero pasado en una casa abandonada situada unos 200 metros al Este del cruce de San Lorenzo y Balcarce, Santa Lucía. La jovencita, su novio y el ahora condenado habían ido al canal paralelo a San Lorenzo a refrescarse, pero en un momento la pareja de la chica volvió a su casa en busca de dinero para comprar algo de beber. Y en ese momento, Olivera aprovechó para convencer a la chica de ir a esa casa abandonada que usaban para sacar cobre de las cosas que robaban, según el expediente.
Allí la menor no pudo resistir la fuerza de su atacante y fue ultrajada. Luego, se lo contó entre lágrimas a su novio y ese mismo día hubo denuncia.
El de ayer, es el tercer castigo contra Olivera: en 2005 le dieron 4 años y 3 meses por robo. Y en 2009 recibió otra condena de 8 años por robo agravado por el uso de un arma de fuego, dijeron fuentes judiciales.