Fue la circunstancia menos pensada la que hizo estallar la verdad. A mediados de febrero pasado, cuando la familia se estaba por mudar, una hija menor de la mujer le dijo que ya no quería estar más en la casa vieja y que tratara de sacar a su hermana mayor de las manos del lobo. "¿Quién es el lobo?", quiso saber la mujer, "mi papá, le hace cosas feas a la…". El detalle de esas situaciones presenciadas por la niña y las amenazas de muerte que sufrió para que no dijera nada, llevaron a la madre a interrogar a su hija mayor. Y entonces la revelación fue mucho más grave de lo que esperaba, pues esa chica (hoy de 19 años) le contó que los episodios de abuso sexual no se habían limitado a lo que vio su hermanita, pues ocurrían desde que tenía unos 5 o 6 años y se habían prolongado hasta pocos días antes de esa conversación.
Entonces la mujer le dijo a su pareja, hoy de 62 años, que no quería que sus hijos estuvieran cerca de un violador. Pero el changarín redobló la apuesta: "denunciame, pero vas a denunciar a tu hija también", le dijo.
Todo se supo cuando la nena pidió a su mamá sacar a su hermana de las "manos del lobo"
Pero esa prepotencia le jugó en contra. El 14 de febrero pasado, en el CAVIG, la joven lo denunció y precisó que nunca había dicho nada por las amenazas de su padrastro, para que su mamá y sus hermanos no se quedaran sin comer pues son una familia pobre.
Según el relato de la chica, al comienzo su padrastro comenzó con manoseos, con obligarla a prácticas de sexo oral (se equiparan a violaciones) hasta que pudo violarla a los 12, luego de intentar convencerla sobre el placer de tener sexo, pero sin disimular que la quería para él, al punto de que le prohibía el trato social, principalmente con otros chicos. Hasta llegó a golpearla, por celos, cuando la vio con algunos hombres, dijeron fuentes judiciales.
Fueron esa sobreprotección y predilección hacia su hija mayor, las actitudes que le hicieron caer en cuenta a su madre, luego de la reveladora charla, sobre el porqué actuaba así ese hombre que había sido su pareja durante tantos años. "Qué pasa ¿la estás guardando para vos?", inquirió en una ocasión la mujer. Y sin querer esa vez el sospechoso le confirmó con una frase lo que ya era una cruda realidad, pero ella no pudo entonces dimensionarlo: "comprobameló", contestó.
Tras la denuncia, el changarín se abstuvo de dar su versión.
Pero sus dichos poco habrían podido influir en la prueba que se recabó por orden de la titular del Segundo Juzgado de Instrucción, Mabel Moya. Como el informe médico sobre la existencia de lesiones de antigua data en la chica, el informe psicológico dando cuenta de que la joven no fabulaba. El testimonio de su mamá y sobre todo el de su hermanita, que había escuchado y visto varias situaciones en las que su hermana había sido sometida por su papá.
Así, el resultado de la investigación pareció cantado: prisión preventiva para el changarín y un embargo de 1 millón en sus bienes por un abuso sexual con acceso carnal continuado, agravado por la situación de convivencia y por ser el guardador, el jefe de la casa a la que la víctima siempre trató como padre y que terminó marcándola para siempre con sus abusos sexuales.