La foto que posteó el chef junto a la sanjuanina.

"Me emocioné cuando me enteré que me había recordado con esa foto. Es algo muy lindo. Me tomó por sorpresa. No sabía que él iba a hacer esta publicación, mis nietas me llamaron para avisarme entusiasmadas y mi celular no para de sonar y de recibir mensajes", exclamó Florinda Cuenca, la astiqueña que hace 4 años fue parte del proyecto Tierras, programa que trajo a Germán Martitegui a San Juan y que provocó el encuentro entre ambos, en 2017. 

"¿Cómo fue que él probó mi comida? Todo casualidad…". En realidad, ella dice que el empresario arribó a Valle Fértil a visitar la fábrica de dulces Mar Flor de su hija Gabriela y se terminó quedando con su chanfaina. 

 Otra de las postales que aparecen en su cuenta

"¡Se armó un alboroto acá en el pueblo! La gente iba a saludarlo con cosas que son típicas de acá, sopaipillas, tortitas, pan casero… Y ahí mi hija me pidió que preparara una chanfaina para él. Yo lo hice rezongando, pero lo hice. Cuando llegó, me preguntó asombrado: ‘¿Qué es una chanfaina?’. Tuve que explicarle cómo se hacía, todo muy detallado, a medida que lo hacía con todos los menudos del cabrito, el hígado, el corazón, la parte de la cabeza, todo bien condimentado. Nunca me olvido de esa vez", recordó la hacedora con una humilde risa sobre el tradicional guiso por el cual el exigente chef la eligió para llevarla a Buenos Aires junto con otro sanjuanino, Mauricio Savoca. 

"Todavía me acuerdo lo que me dijo cuando estaba haciendo mi chanfaina: ‘Me traes la presencia de mi madre’". 

La chanfaina, un plato a base de cabrito que aprendió a realizar mirando a su madre cómo trabajaba en la cocina, fue el flechazo que conquistó el gusto de Martitegui por su particular combinación de sabores tradicionales. El episodio marcó a fuego la vida de Florinda y selló un poderoso recuerdo en la memoria del famoso juez de Masterchef Celebrity, que posteó una tierna imagen de ambos abrazados en blanco y negro, lo que cosechó más de 64 mil likes, algunos de famosas personalidades del espectáculo. La noticia también causó un alboroto en la comunidad vallista y en todos los sanjuaninos que lo siguen, que no tardaron en dar un "Me gusta" a la foto con la cocinera que se convirtió en una de la referentes locales del mapa gastronómico de Argentina.

Así, la mujer de 73 años de edad, madre de 7 hijos -Patricia, Mariela, Iván, Josefina, Gabriela, Laura y Mariana-, abuela y bisabuela (en tantas oportunidades, que dice que ya perdió la cuenta), se vio compartiendo su ancestral receta en Tegui, el exclusivo y consagrado restaurant que el estricto juez del programa que sale por la pantalla de Telefe tiene en Palermo Hollywood, una de las zonas más top de Buenos Aires. Y eso fue más allá de los deseos de la mujer que ya tiene la primera dosis de la vacuna y transcurre la pandemia "guardadita" en su casa, dedicada a su jardín y a sus frutales, viendo el reality culinario que va por la pantalla de Telefe de domingos a jueves; del que no se pierde ningún capítulo. Para ella, fue un hito porque significó viajar en avión a Buenos Aires y, ahora, ser parte de una imagen que sigue sumando adeptos en la cuenta oficial de Martitegui, donde se instaló de manera silenciosa.

Imagen de Florinda cocinando.

Ya jubilada como portera de la escuela Benito Lynch, donde trabajó 30 años en tareas de limpieza y preparando la comida para los niños del albergue, Florinda tiene fresco el recuerdo de su encuentro con Germán, que hasta le prestó su chaqueta para llevarla a conocer la Feria Masticar, que reúne a cocineros de todo el país. 

"Cuando él me dijo: ‘Vos te venís conmigo a Buenos Aires a mi restaurant’, yo dije ‘ni ahí’. En La Majadita también le hicieron probar distintos platos, pero él se quedó con el mío… y me llevó nomás. Su cocina es un sueño, es espectacular, todo el personal es muy atento. Fue una experiencia tan grande, desde viajar sola a Buenos Aires y sacarme todos los miedos; hasta aprender viendo cómo trabajaban todos en conjunto en ese lugar", evocó quien, como testimonio de esa vivencia, atesora un libro autografiado por el cocinero y una elegante cena que compartieron con un menú en diez pasos.

"Tiene cara de malo pero no es malo, es recto. Si no le gusta algo, tiene que hacerse como él quiere. Todavía me acuerdo lo que me dijo cuando estaba haciendo mi chanfaina: ‘Me traes la presencia de mi madre’. Y le llamó bolsita hechicera a la bolsita en la que yo guardo el ají de la mala palabra y otros condimentos. No es cualquier cosa llegar hasta allá. Viví un sueño, me gustaría verlo de nuevo. Me encantaría. ¿Qué le diría ahora? Que es un malo porque nunca más me vino a ver…", expresó risueña Florinda, la artesana que levantó su casa en el terreno que le cedió su padre, enviudó "hace ya muchos años" y, hoy en día, se transformó en el personaje más popular de Astica.