Sienten la misma pasión que los adultos y sueñan con que llegue el día en que puedan ir a hacer un rescate tras un accidente de tránsito o un incendio. Saben en detalle cómo deben actuar ante un siniestro forestal y conocen de memoria cómo están compuestas las autobombas.
Ellos son los chicos que son bomberos voluntarios y que ya se capacitan para el día de mañana servir en los cuarteles. La Escuela de Cadetes de Bomberos, se formó hace 10 años y en San Juan cada vez hay más chicos que se suman a estas actividades. Los Bomberos Voluntarios festejaron su día el viernes pasado. En este contexto comentaron que actualmente hay más de 100 bomberitos, entre las sedes de Chimbas, Ullum y Albardón. Ahí los capacitan, pues ellos no pueden hacer trabajos de bomberos.
Optan por vivir de una manera diferente a los demás niños. En vez, de jugar en la plaza o estar sentados frente a una computadora o un videojuego, eligen ser bomberos. Es que sueñan con llegar a usar cascos, subir a las autobombas y poder ayudar a quien lo necesite. Desde el cuartel central de Bomberos Voluntarios, que está en Chimbas, comentaron que cuando iniciaron esta actividad no tenían más de 10 chicos. En la actualidad, ellos capacitan a 76 chicos de entre 5 y 17 años.
Estos, se suman a los 32 de Ullum y a los 4 que hay en Albardón, que recién lleva pocas clases de capacitación. Estas escuelas funcionan en los cuarteles de bomberos y hay ocasiones en las que los chicos hacen prácticas en plazas, parques u otros espacios verdes del departamento. Caucete, está por abrir su propia sede. La escuela tiene dos objetivos: formar a los bomberos del futuro y recuperar la importancia de los valores en los más chicos. Es que, en las capacitaciones se hace mucho hincapié en la responsabilidad, el compromiso, el compañerismo, la solidaridad y el respeto, entre otros valores. Desde el cuartel central comentaron que con el paso del tiempo este semillero dio sus frutos.
Muchos de los cadetes pasaron a ser aspirantes a bomberos. Es decir que ya tienen más de 18 años y pueden salir a la calle a combatir incendios, ayudar en accidentes y hasta trabajar tras un terremoto.
Protagonistas
Juan Ignacio Laciar es cadete de bomberos voluntarios desde hace 4 años. Arrancó cuando tenía 5 años. Se define como un apasionado de este trabajo. “La mangueras son pesadas, pero sabemos cómo levantarlas y movilizarlas para que no nos cueste tanto. Me encanta lo que aprendo”, dijo el niño que asiste a las clases con su hermano de 15 años. Comenzó a ser parte de los bomberos por curiosidad y hoy es uno de los que nunca falta a las capacitaciones.
“Lo que más me gusta de ser cadete, son las guardias”, dijo Mateo Agüero, que tiene 13 años y desde hace 9 asiste religiosamente a las clases de la escuela de Chimbas. El niño, que tiene permiso para ser operador, contó que le encanta el teléfono y colaborar con el responsable de la guardia. Mateo comentó que siempre pasaba por el cuartel y veía a los bomberos y le llamaba la atención. Cuando se enteró de que podía participar no lo dudó. Hoy es uno de los más antiguos en el grupo.
Diana Dábalo tiene 12 años y desde hace 2 años es parte de Bomberos Voluntarios de Chimbas. Es la Princesa de su casa, sin embargo dijo que le encanta usar el uniforme. Ella arrancó con esta actividad para seguir los pasos de sus hermanos, que también están entre los niños bomberos. Es tímida, pero cuando le consultan qué es lo que más le gusta de ser bombera habla sin problema. “Lo que más me gusta es hacer rescate vehicular. ”, dijo la niña y confesó que la apasiona ayudar a los demás.