Dolor sin fin. El trágico final del agente policial de 21 años, Marcos Luna, generó cientos de mensajes de consuelo a sus familiares en las redes sociales.

 

La segunda semana de julio pasará a la historia como una de las más negras en la historia policial sanjuanina. Pero no por hechos criminales, sino por la cantidad de policías muertos. Con la víctima fatal que se sumó ayer, son cuatro los uniformados que sufrieron siniestros viales durante esa semana y terminaron perdiendo la vida. Pero 3 de ellos, incluido el agente fallecido ayer, con una particularidad: fueron atropellados por otros miembros de la Fuerza, que incluso estaban alcoholizados y al volante cuando provocaron las tragedias.

La estadística siniestra terminó de cerrar ayer con la muerte del agente Marcos Gabriel Luna, de apenas 21 años. Luna acompañaba en la moto a su compañero de trabajo Damián Vega, cuando fueron atropellados por un Chevrolet Aveo con tres policías borrachos a bordo. Sucedió en las primeras horas del martes 10 de julio y el policía Vega murió de inmediato. El joven Luna quedó internado y muy grave, librando una lucha por su vida en la que, tras doce días, no tuvo más resto.

El hecho puso sobre el tapete la formación y el sentido del deber de los policías sanjuaninos, sobre todo al saberse que quien manejaba estaba borracho.

Todavía estaba candente el debate cuando, la noche siguiente, otro uniformado alcoholizado (tenía seis veces más de alcohol en sangre que el permitido) atropelló con su camioneta a una mujer policía que iba en moto por la Avenida de Circunvalación, en Santa Lucía. La agente Maribel Johana Verón murió en el lugar. Y el policía que la había matado, Claudio Díaz, huyó. Luego fue apresado y su abogado alega que tomaba alcohol por una crisis de depresión.

A estas tres muertes hay que sumarle la del policía Maximiliano Puebla, quien apenas iniciado el lunes 9 de julio se estrelló en auto contra un árbol y falleció.