En el comienzo del juicio oral y público en su contra, el agente Matías Daniel Mallea (26) volvió a intentar despegarse del grave delito que le atribuyen: homicidio doblemente agravado, por el vínculo (Celeste Luna, 21 años, era su pareja) y por violencia de género. Ayer, reiteró su versión de que esa joven, que fue su pareja durante un año y medio, murió de un tiro en la frente durante un forcejeo con él, por accidente, cuando ella le apuntaba mientras le exigía, celosa, que le diga la verdad sobre el nombre de una mujer y la relación que tenía con ella. Sin embargo, ayer, ante los jueces Silvina Rosso de Balanza, Maximiliano Blejman y Juan Bautista Bueno (Sala II, Cámara Penal), agregó otros condimentos: "Yo la amaba, la amo, teníamos proyectos, nos íbamos a casar, pensábamos tener hijos. Pido disculpas a su familia, a mi familia, pero todo esto fue un accidente, no quise matarla, nunca quise hacerle daño", reiteró el joven desde la cárcel de Chimbas, donde fue a parar luego de ese homicidio, ocurrido el 15 diciembre de 2019 sobre el mediodía en la casa de los padres de Mallea, en la Villa Hipódromo, en Rawson.
"No fue un accidente, que ahora diga que la amaba es típico, lo dicen todos los femicidas… si la hubiera amado, hubiera evitado pegarle un tiro… esperamos que le den la pena máxima, perpetua", remarcó Rosa Tello, madre de la víctima. La familia de Celeste marchó ayer por las calles cercanas a Tribunales, desde donde partieron y donde finalmente se manifestaron, acompañados por más de 500 personas, la mayoría integrantes de la agrupación "Amas de Casa".
Mallea es defendido por los primos Fernando y Enzo Bonomo. Y ayer reiteró su explicación de cómo ocurrieron los hechos ese día. Dijo que ella comenzó a pelearlo por celos, por el nombre de una mujer que aparecía en su teléfono y era una compañera que le serviría de garantía para un préstamo. Que no quiso discutir y salió a comprarle unas gotas a una cachorra, que eso le molestó también a la joven y que en un momento, ya en la habitación que compartían, él acomodaba un peluche en un chifonier de espaldas a ella y que cuando giró, le apuntaba con un arma: "Decime la verdad o te mato", fueron -dijo- las palabras de la joven. Entonces buscó convencerla con palabras y, como no pudo, le tomó las manos -dijo- para evitar que le disparara, pero en pleno forcejeo hubo "un giro", el arma se disparó y terminó con Celeste con una bala apenas por debajo de la ceja izquierda, sin ninguna chance.
Al policía lo contradice una pericia que reveló más restos de pólvora en sus manos.
La versión de Mallea pareció no convencer al fiscal Daniel Galvani y menos a las abogadas de la familia de la víctima, Sandra Leveque y Carolina Arancibia.
Y es que una prueba científica no encaja con el relato del agente Mallea: la pericia para detectar restos de pólvora en las manos del policía y su pareja. Ella presentaba restos en las palmas (como si se hubiera defendido, entendieron los pesquisas) y él casi el triple, sobre todo en su mano derecha y en zonas donde usualmente van a parar esos restos cuando se efectúa un disparo.