El final del juicio contra un gendarme, dos policías y otros 11 acusados de integrar una banda narco, fue con escándalo. Hubo gritos, insultos y amenazas cruzadas cerca de las 14 de ayer. Y todo por una confusión, porque cuando se leía que el agente Juan Pablo D’Agostino resultaba absuelto (fue el único desligado) su madre entendió lo contrario y se enojó a gritos. Fue ahí que el resto de los acusados le retrucó que por su culpa habían llegado a juicio y recibido penas más altas, ya que estaban dispuestos a un juicio abreviado a cambio de una rebaja pero D‘Agostino no quiso porque se declaró inocente.
Los jueces del Tribunal Oral Federal, Hugo Echegaray, Raúl Fourcade y Alberto Daniel Carelli, entendieron, tal como el fiscal Francisco Maldonado, que el resto de los imputados sí debían recibir castigos por dedicarse a vender drogas entre julio de 2015 y el 18 de mayo de 2016.
Las penas más altas las recibieron el gendarme Milton Alexis Páez y el agente de Policía Pablo Gabriel Manrique: 6 años y 6 meses de cárcel y una multa de $5.000, por comercio de estupefacientes, agravado por ser miembros de una fuerza de seguridad y por el número de integrantes de la organización.
Según la acusación, el salteño José Luis Viltes (le dieron 4 años por comercio) cruzaba a Bolivia a conseguir droga (cocaína, básicamente), se la daba Páez en Salta (allí trabajaba) y este la enviaba en encomiendas a San Juan al agente Manrique, que la distribuía con otros en Capital y, principalmente, en Jáchal.
Después, hubo 8 que recibieron 6 años de cárcel y multas de entre $3.000 y $4.000. A saber: Carlos Daniel ‘Carluga’ Posse y Sergio Luis ‘Miagogo’ Bustos, Tamara Elizabeth Martínez, Darío Emiliano Lucero, Alejandro Elías ‘Chancho’ Levis, Washington David Vega, José Danilo Argumosa y Leonadro Rafael Aguilar. Este último, enviaba drogas sintéticas desde Córdoba. Las penas más bajas fueron para Graciela Elizabeth Castro (3 años) y Luis Damián Sierra (2 años) por tenencia de estupefacientes.